Los ojos del mundo estuvieron puestos en el desierto de Acatama en Chile por 69 días, cuando 33 mineros quedaron atrapados a dos mil pies de profundidad. La película que dirige la mexicana Patricia Riggen recoge los eventos desde el día antes del accidente hasta su rescate. La amplitud de la difusión del suceso y lo conocido del desenlace le resta a el ingrediente de intriga tan vital a toda narración , lo que desplaza la importancia al drama que se lleva cabo en el fondo de la mina y en la superficie.
Por razones que desafían mi entendimiento, una película que se lleva a cabo en Chile y cuenta con dos protagonistas que hablan español , así como un reparto que pone su empeño en masticar un acento, la película esta hablada en ingles. Salvando las excepciones de Gracias a la Vida y Don Francisco que se presentan como intraducibles. Se me ha explicado que el ajuste idiomático se debe a consideraciones de mercado y rentabilidad, determinantes muy por encima del sentido común y el amor por el vernáculo.
La secuencia narrativa esta dictada por los acontecimientos, por lo que el guión de José Rivera, Mikko Alanne, Craig Borten y Michael Thomas no cuenta con mucho margen para malabarismos creativos. La trama es lineal, focalizando en el drama humano y en esa virtud de solidaridad que nos hace un genero distinto. La cinta es un tributo al valor de encarar la adversidad con la esperanza, la convicción de amarrarse a la vida, con una energía vital que se sobrepone a lo primario.
La película es un testimonio a la entereza, a la insistencia y el ingenio, así como una denuncia a los intereses creados, la irresponsabilidad corporativa y los contubernios con el estado para que la soga siga partiendo por lo mas fino.
La desolación del desierto en su inmensidad es un contraste efectivo con la constricción claustrofóbica del encierro. La música de la región igual sirve para enmarcar el contexto y dar margen a un reparto de primer orden que incluye figuras como Antonio Banderas, Juliette Binoche, Gabriel Byrne, Lou Diamond Phillips, Rodrigo Santoro, Josh Brolin y Bob Gunton. No es mucho el margen con que cuentan, Banderas, Diamond Phillips, Santoro y Binoshe que aprovechan un poco de más espacio que aprovechan para timbrar un tono particular de bravado.
No creo romper el compromiso solemne de nunca revelar desenlaces al señalar que al final se presenta una reunión de los 33 verdaderos sobrevivientes. A pesar de la brevedad con que comparecen, la sencillez y la bondad que comunican sirve mucho para explicar como lograron sobrevivir. Un efectivo complemento a la trama y un merecido tributo a su valentía.
Tampoco debe pasar por alto que los sobrevivientes no fueron compensados ni se levantaron cargos contra la corporación propietaria de la mina.
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Copyright 2015 por José M. Umpierre.