La Junta de Control Fiscal celebró vistas públicas el 23 de octubre para notificar la aprobación del Plan Fiscal que ha de regir el futuro inmediato del país. La credencial de prensa que me extendiera Latinopia me logró acceso a la actividad y allí estuve la mañana como testigo del poder, el puro y duro. Todavía no me repongo a la fascinación, cuando lo que uno especula y se imagina transcurre ante los sentidos en vivo y a todo color. Y no fue solo ver y oír, sino sentir el ambiente.
El primer dilema que logré dilucidar es el poder. El debate de si la Junta está por encima de el gobierno electo dejo de ser una especulación de jure con lo que me parece muy de facto. La Junta de Control Fiscal es el poder real y aparente, controla con mano férrea las finanzas, tiene al gobierno sometido a sus exigencias y su representante limitado a exponer candor ante la frustración de ser muchacho de lleva y trae. La composición de la Junta y el carácter ex oficio del representante del estado hace claro que aquí el gobierno electo y representativo está limitado a la súplica y el lloriqueo. Nada nuevo.
Para nada puede pasarse por alto que dos miembros de la Junta (Skeel y Matosantos) admitieron de forma explícita que nadie está satisfecho con el Plan Fiscal que aprobaron el martes. El licenciado Sobrino, de contento nada, y el silencio de los demás confirma es asunto de consenso. Y si los que parten y reparten están insatisfechos, imagínese el sentir del pueblo que ya ha comenzado a pagar los platos que no rompió. Así lo hicieron patente los estudiantes, los representantes de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU), así como oficiales electos del Senado y la Cámara que trajeron sus propuestas.
En mi empeño optimista, insisto en encontrar lo bueno ( que no es mucho) en relación con lo malo (que sobra). Lo bueno me resulta que las finanzas del país han adquirido un carácter público, a la vista y atención de todos. Los medios de comunicación y redes sociales le han dado la importancia que merece y se ha convertido en asunto crucial. Saca el tema de puertas cerradas y escasa difusión de un asunto económico determinante. La Junta aplica también una métrica exhaustiva de lo macro y micro de nuestra economía y se proyecta a largo plazo con objetivos de desarrollo económico y sustentabilidad. Ello eleva el tema que fuese prerrogativa de economistas y banqueros para que ahora sea domino público y tema de conversación.
Los objetivos de la Junta de fortalecer la economía, incrementar el empleo, mejorar el sistema de energía son loables, pero en extremo contradictorios y debatibles en cuanto a su intención y su práctica . A juicio de este Zocotroco, hasta ahí llegan las bondades; de otra parte están los costos que ha de tener para esta patria y sus gentes. Lo primero y que más me incomoda es que, aunque se reconoce que estamos en un hoyo muy profundo, que va a ser muy doloroso salir de el y que van a tocar sacrificios a troche y moche, nada se dice de los responsables de que las cosas estén como estén.
A pesar de la insistencia de auditar la deuda, de eso, pues nonines. Es amplio el sentir que partes de la deuda son constitucionalmente discutibles y que en el trámite de acumulación hay trampas y engaños que no están para pasar la pagina con tanta celeridad. No llegamos hasta aquí por accidente y nada menos que justo es que a los responsables de cavar el hoyo tan profundo se les adjudique responsabilidad. Parte del sentir es que hay tanta gente con las manos sucias que nadie se atreve a tirar piedras. Pero aquí la justicia se ha trastocado pues nada importa fijar responsabilidad pues la prioridad es ajustar cuentas y restituir el crédito es más importante que el bienestar de la población.
Las mediadas de austeridad que nos vienen para encima son un agravio indignante pues aquí pagan justos por pecadores y la soga vuelve a partir por lo más fino. Al menos dos miembros de la Junta reconocieron que son medidas difíciles y que a ninguno les gusta, pero también dijeron que la magnitud del asunto no permite alternativa. Con el agravante que las determinaciones de la Junta son: si o si.
La saña con que la Junta se antoja de desarticular la Universidad es algo que va más allá de lo comprensible. Las medidas aprobadas no dejan margen de duda. La reorganización de recintos ha de dejar 3 en vez de los 11 que funcionan. El costo de la matricula aumentó de $57 dólares por crédito a $107. La plantilla fiscal y administrativa ha de centralizarse y reducir personal, las exenciones y becas se reducen de 10 mil a 2 mil. Particularmente afectados quedan los empleados que pierden el derecho adquirido que sus hijos estudien exentos y el plan de retiro de beneficios definidos se propone suplantar con uno de aportaciones definidas.
Los motivos para tomar una medida como ésta se explican como un “asunto ideológico” de uniformizar los sistemas de retiro a una forma homogénea. Ávido de explicación de que significa “asunto ideológico” para la Junta, para este este curita queda claro que se trata de la agenda neoliberal de privatizar hasta la madre de los tomates, porque eso es la clave de un futuro de bienestar para los Boricuas, el secreto del desarrollo de nuestra economía, la solvencia y liquidez de nuestras finanzas a mediano y largo plazo. Yes Pepe.
La Junta si reconoce que el presente y a corto plazo nos toca a todos asumir los sacrificios. Bueno, no a todos pues también es claro que en todo ello ha de haber grandes (y pocos) beneficiados. Piense usted en los bancos que manejarían los ahorros en un sistema de aportaciones definidas y piense en las instituciones de educación privada favorecidas por el desmantelamiento de la educación pública. Esto es otra maquinación que empuja al éxodo, la despoblación y pérdida de un capital humano que debería ser nuestro patrimonio más valorado.
Todas estas determinaciones tiene un profundo impacto en la sociedad puertorriqueña y sus gentes. Desmantelar la Universidad es restarle vigor al principal aparato de movilidad social en este país, imponer austeridad no concurre precisamente con los objetivos deseables de desarrollo, equidad y bienestar que son aspiraciones que todo pueblo merece. Ahí estamos, a donde vamos y cómo llegamos también esta en manos de los afectados. El poder se proclamó, a nosotros el quehacer nos toca.
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Copyright 2018 por Jose M. Umpierre. Fotos de la Junta cortesía del autor.
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