El Zocotroco, entre sus muchas faltas incluye ser un animal político y emotivo; se ocupa con interés y curiosidad en eso que han llamado el arte del poder. Aunque en estos tiempos el arte parece estar fuera de toda consideración. También suele ser optimista, aspirando a empedernido. Se le hace difícil desvincular la política con emociones fuertes y se esfuerza deliberadamente de evitar los excesos asociados al fanatismo. Como todo hijo de vecino que contempla el fenómeno actual, tiene a la mano el sentido de lo absurdo, la decepción y la frustración de que la voluntad de la mayoría niegue los elementos mas elementales de lo que le resulta razonable. ¡Ay, los pesares de la democracia, que me concede esta libertad de expresión que ejerzo como consuelo!
Idealista y viejo, reprimo la lección de no decir que no se puede poner peor. Se puede poner peor y se acaba de poner peor. La victoria electoral de Ricardo Rosselló en Puerto Rico y Donald J. Trump en los Estados Unidos, al menos a la impresión de este incauto, tiene un significado terrible y se añade a una maraña compleja con repercusiones profundas para los ciudadanos del Norte y de esta patria.
En nada me pienso visionario; a duras penas racional (que bastante me cuesta). Como todos tengo una opinión y fortuna de una página en blanco que uso más que nada para explicarme a mí mismo. Entre los términos frecuentes para referir ese a estos comicios, el más relevante me resulta cuando apuntan que se trata de una contienda histórica. El realidad todas las elecciones son históricas, el asunto es que unas son más que otras; ¡éstas, aquí y allá, cumplen con haber sido bien, bien, bien históricas!
Acá se lleva a cabo un traspaso generacional con aires dinásticos. El menor de la prole de un ex gobernador que se destacó por legitimar la compra de influencias políticas, añadió a la deuda pública con proyectos faraónicos junto la tarjetita de salud y activó la Guardia Nacional con la política de Mano Dura. Este sucesor al Palacio de Gobierno, llega a ocupar la gobernación como su primer empleo, después de un controversial intento de una trayectoria académica, que muy pronto resulto secundaria a su interés partidista, después que la Universidad le publicara su tesis política en tiempo record.
Ricardo Rosselló obtuvo un 41.76% de los votos emitidos y su contendiente por el Partido Popular David Bernier obtuvo 38.94%, que son cifras relevantes. El margen de triunfo de 2.8% en las circunstancias en que se dio el encuentro, con todo y que el Partido Nuevo alcanza mayoría en la Legislatura, me resulta sorprendente por lo escaso, dada la adversidad que le tocó enfrentar al candidato que perdió.
Como antesala al calor de la contienda electoral, tuvimos la declaración del gobernador de turno de que la deuda de 73 billones es impagable. Ante la insuficiencia de recursos para acogerse a la quiebra, el gobierno federal, con la contundencia de las ramas ejecutiva, legislativa y judicial, hicieron coro para reafirmar la inserción de la Cláusula Territorial y nombrar una Junta Fiscal. De un plumazo y sin un disparo, nos dan un golpe de estado que invalida los poderes ejecutivo y legislativo, desautorizando la Constitución de 1952 y dejando vacío lo que fue el cofre ideológico del Partido Popular.
Oiga, pero aquí no ha pasado nada y a pesar de que el voto tiene un aura de fútil, debido a la fuga de población, la lluvia, la insuficiencia de equipo y las filas, fueron 400 mil votos menos que en las elecciones pasadas. Seguimos votando, a pesar de la evidencia de que los que nos representan son figuras que carecen de autoridad para manejar nuestros haberes (que no son muchos) y deberes (que son muchos mas).
Y si bien eso fue una estocada a la ideología estadolibrista, en nada ayudó a ese partido el que a semanas de los comicios se condenara un recaudador corrupto que embarró a “la Inmaculada Concepción y las 11 mil vírgenes”. Una muestra del intervencionismo a que USA nos tiene acostumbrados. Si a eso se le añade un candidato que ha sido parte del partido en el poder que es parte de la debacle en su momento más agudo, y que se distanció de la maquinaria, pues bien dicen los apologistas que poco fue el margen de su derrota.
En Puerto Rico, similar al descontento con los partidos tradicionales que supieron canalizar Bernie Sanders y más aun Donald Trump, aquí se dio en los candidatos independientes de Alexandra Lúgaro (11.11%) y Manuel Cidre (5.72%) que, sin contar con estructuras de ningún partido lograron mas votos que la candidata del tradicional Partido Independentistas (2.13%) y el Partido de los Trabajadores (.034%). Un conjunto de 261 mil votos que se restaron a los candidatos de los partidos de mayoría y que hace patente el desgaste de esas instituciones. Pero seguimos votando en un 80% por los partidos de mayoría, a sabiendas de que es más de lo mismo. El incremento en los votos mixtos y el holgado triunfo del Dr. Vargas Vidot, también es muestra del auge del voto fuera de partido y eso es mejor que: “con los míos sean buenos o malos”, que suele ser lo más frecuente.
El triunfo de Trump en los Estados Unidos no es una buena noticia para Puerto Rico. A ver como lo manejan los triunfadores, con la recién electa Comisionado Residente siendo de las disidentes que le retiraran el endoso. Yo confieso que no salgo de mi asombro y soy poco tímido en compartir el sentido de amenaza que me suscita un peligro claro e inminente. Que Trump haya logrado acaparar el electorado y ganar una elecciones es señal de un desasosiego profundo y valida con el ejemplo el engaño y las conductas mas burdas.
El nuevo presidente ha sido muy parco y poco favorable en sus expresiones sobre los boricuas, su convivencia neoyorquina, sus experiencias en la Isla de un campo de golf en quiebra y la gigantesca deuda no nos tipifica precisamente como el succes story que seduce a Trump.
El poco interés en Puerto Rico de parte de Hilary Clinton puede haber sido fue motivo de menor apoyo en estados críticos como Florida, Pennsilvania, Connecticut, Michigan, Wiscounsin donde perdió por escaso margen y hubiese obtenido 75 votes colegiales si los Boricuas se hubiesen volcano a su favor.
Con el poder federal colmado de republicanos, pues queremos ver como cumplirá el nuevo gobernador con su ofrecimiento de estadidad. Queremos ver como responde a la Junta en su gestión de cobro y reclama desarrollo económico. Queremos ver como enfrenta a la insolvencia del estado. Que lleve a cabo el Plan Tenesí y envíe a Washington los legisladores que representan el estado 51. Entonces veremos como verdaderamente “se rebana el bacalao” y si es cierto el cuento que “la estadidad esta a la vuelta de la esquina”.
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