Reflexiones de Año Nuevo
A pesar del paso igual a que marchan las horas de cada día, insistimos en dar sentido a la existencia con ciclos y rituales, fechas conmemorativas de los eventos que nos marcan y determinan. Y es el calendario, inexorable recordatorio del tiempo que hemos ganado y perdido, nos apunta el fin de un año y el comienzo de otro. Ocasión que invita a la pausa en que miramos atrás y al frente.
Amigo como soy de la incertidumbre y el dilema; inseguro de la lucidez con que me apego a la realidad y la incapacidad progresiva para explicarme racionalmente mi entorno, me acojo a la angustiosa espera con el optimismo de qué no se resuelve tragedia sin respuestas dramáticas.
Acá se siente, con el ritmo lento y pausado del trópico y el calor, como se fragua la tormenta perfecta. El Donald electo en el Norte, el joven Rosselló en la Isla; mientras la deuda acosa y la Junta de Control Fiscal comienza a apretar el puño. Se acaba el largo periodo de incertidumbre en que, en ausencia de definiciones y ante la infinita libertad de la pagina en blanco, las especulaciones han campeado rampantes.
En la Nación
Como negarlo, la figura, el personaje, el fenómeno logró cautivarme. No como un seguidor, mucho menos simpatizante, pero el modo en qué el candidato republicano laboró el camino a la Casa Blanca no es nada menos qué una historia singular; evidencia fehaciente de qué las democracias no funcionan necesariamente con la razón. La política también incita a desatar el descontento, la frustración y el coraje para viabilizar la ascendencia de líderes qué desafian la prudencia.
La complejidad de un sistema electoral colegiado y otro ciudadano se presta para contradicciones como la vigente, en la que se cuestiona la legitimidad del nuevo incumbente. El voto popular por encima del colegiado es apenas el principio de la animosidad qué provoca el narcisismo, la superficialidad y esa espontaneidad tan celebrada, qué nos hace subvalorar la rectitud, la consistencia y la integridad. Y ahí lo tenemos ocupando la Casa Blanca, en un camino qué a mi se me empeña peligroso. La idea de que Trump adquiriría presidenciabilidad una vez electo se ha hecho sal en agua, y el nuevo presidente sigue remetiendo con una impetuosidad que no resulta del todo compatible con la diplomacia.
Menos al que Obama liberó, a Oscar López en sus últimos días como Presidente, pues la expectativa en el país era qué no saldría. El legado de Obama en cuanto a Puerto Rico no es para presumir mucho. La dejadez ante la bancarrota y la proclama al unísono con el Tribunal Supremo y el Congreso del carácter territorial de la Isla es una aceptación tácita de colonialismo que espero contribuya a la solución de esa gigantesca contradicción. Aunque resulta tan claro qué dista de ser prioridad ante las tribulaciones de un nuevo gobierno.
En la Patria
La trama se complica. Por un escaso margen, emerge el heredero de una nueva dinastía de la aristocracia criolla como un gobernador. Un neófito cuyo primer trabajo es gobernar esta ínsula, enfrentar la bancarrota y encarar una Junta Fiscal que lo despoja de poderes, con la encomienda de ajustar cuentas.
Con las ínfulas de un triunfo electoral, más pírrico qué otra cosa, obsesionados con el ideal de una estadidad qué han ofreció en el próximo cuatrienio, el gobernador y la comisionado residente, se han lanzado en una ofensiva mas mediática qué política. La frialdad con qué su espectáculo se acogió en DC bien los pone en la senda de procurar nuevos escándalos que disimulen la pachotada. El Plan Tenesi no va para ninguna parte, y a ver como cuaja el asunto del plebiscito y cuales son las fórmulas qué nos proponen.
La verdad es que el colonialismo nubla la memoria y el fanatismo erradica la razón. Pero para algunos es imposible olvidar qué el nuevo gobernador es el hijo de otro incumbente, qué cuenta con más miembros de su gabinete encarcelados por corrupción, contribuyó a la deuda pública con su obra faraónica y dejó la huella de desasosiego con su intransigencia y mano dura.
La realidad es qué el Coloso Del Norte no se ha pronunciado formalmente en cuanto al discutido estatus, por más de que acá hemos mandado señales. Mientras tanto, en cuanto a ese asunto, seguimos con una página en blanco en la que podemos inventar maravillas. A mi me provoca la fantasía de un reclamo solidario de descolonización. A la altura del siglo XXI, vamos qué ha llovido demasiado y la condición territorial es indigna, y punto. El camino es el ejercicio de la libre determinación, y es imposible estar en desacuerdo con ese principio. Las alternativas: la soberanía de ser un estado de una nación o de ser una nación por derecho propio. Sencillo y fácil: salir de la Cláusula Territorial.
La Junta de Control Fiscal
Lo qué el Coloso si nos han dado es una PROMESA qué se añade a otras qué hemos escuchado desde la intervención. El General Miles nos prometió la civilización y el desarrollo. El general Davis nos prometió sana administración y el mejor talento. El Acta Jones nos prometió la ciudadanía con derechos limitados. La Ley 600 nos ofreció una Constitución con autonomía fiscal qué hemos convertido en una vergüenza. Y ahora PROMESA es el nombre de la lay qué nombra una Junta Fiscal, con una Cláusula de Supremacía que edita los poderes del gobierno electo. Vaya con las promesas qué nos han hecho.
La cosa es grave pues, si los resultado electorales en la Isla son señal de algo, la estadidad ha perdido terreno. 41% del electorado no es una mayoría significativa y representa una disminución de los resultados plebiscitarios, siendo el margen mas bajo con qué ha ganado el Partido Estadista. El Partido Estadolibrista se enfrenta a la sentencia impuesta y el desconcierto de la muchedumbre qué compró el cuento de autonomía.
Los resultado electorales, acá como allá, fueron la expresión de un descontento con el partidismo; allá se volcó en un candidato fuera de líneas convencionales y un empresario multimillonario se convirtió en el portavoz de los mas afectados y descontentos . Acá el repudio al partidismo se dió en un voto sustantivo por los candidatos independientes Lúgaro y Cidre, qué sin ganar, determinaron el curso de la resultados. Y resulta lamentable la ejecutoria lastimosa del Partido Independentista con 3%.
Oscar López
En estos tiempos en qué media tanta adversidad, alienta el espíritu la liberación de Oscar López; un boricua que se acogió a la indignación y se rebela en contra de la tiranía y la opresión del trato a Puerto Rico por los Estados Unidos. Oscar López, a sus 72 años lleva 34 años preso, al día de hoy es el prisionero que ha servido más tiempo en prisión en la historia del movimiento independentista. En el transcurso de su encarcelación, López se ha negado a declarar y a solicitar perdón pues no reconoce culpa. Motivos por los que ha sido categorizado como notorio e incorregible.
Y yo me sigo preguntando: ¿si el patriotismo es tan bueno y vital para los Norteamericanos, ¿por qué es tan malo para los puertorriqueños? ¿Por qué se condena y persigue un sentimiento vital, como si ellos tuviesen la exclusiva y nosotros la osadía? El significado del acontecimiento lo captura el abogado Eduardo Villanueva, de quien me apropio con agradecimiento:
” Muchas lecciones surgen de este momento histórico. Una de ellas es la fe que hay que tener en el valor inconmensurable, de qué hay una posibilidad cuando se defiende una causa justa. Segundo, qué las luchas basadas en principios éticos y valores son invencibles. Tercero, qué el imperio mas poderoso del mundo no puede vencer, ni aún con las armas mas letales, el anhelo de justicia y libertad de un pueblo… Es momento de profunda reflexión, saber qué el ser humano movido por ideales trascendentes, igual qué las naciones, puede coronar su vida con un acto sublime y demostrar qué la justicia y la libertad son valores inmanentes por los qué vale la pena luchar y dar la vida.”
El retorno de Oscar López a su patria añade viento a la tormenta perfecta. No dejo de alentar el optimismo de que no hay mal qué por bien no venga y qué llevamos mas de cien años con un mal. Ya basta.
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