Burundanga de Zocotroco
Nos brinda el refranero y la sabiduría popular frases que intentan a veces explicar, a veces brindar alivio. “Mal de muchos, consuelo de pocos.” “No es lo mucho, es lo seguido. ”Las vacas flacas viene juntas.” Todas aplican al momento presente que vive la patria Boricua. La secuencia de desastres que se han encadenado para estremecer esta bendita Isla en tan corto tiempo obligan a procurar entendimiento.
En un lapso de cinco años nos ha tocado vivir la bancarrota, dos huracanes que arrasaron con la vida de 4,000 personas, con daño a la propiedad en los billones, una infraestructura que probo ser uno de los grandes desaciertos en nuestra andanza. Ahora, cuando no se han desembolsado plenamente los fondos de recuperación, nos sacuden temblores que contribuyen al estrago.
El desastre mayor, a mi juicio, es de factura humana; el que más nos afecta y el que ha de permanecer por más tiempo es la situación fiscal del territorio no incorporado. Subsanar la deuda publica ha de tomar generaciones, mucho más que la reconstrucción ante los desastres naturales. Y eso, en vista de lo cuantioso del daño, es mucho decir.
La Deuda que contrajo el estado y su incapacidad de pago ha llevado al Gobierno Federal a nombra una junta con autoridad por encima de un gobierno electo. Eso es cualquier sitio que no sea este y en cualquier momento que no sea ahora, es una crisis constitucional que trastoca el ordenamiento jurídico a que estamos sujetos. Así, de un plumazo. Pero aquí no ha pasado nada y lo mío es otro brote de histeria patriótica
En mi diccionario de Burundanga, eso quiere decir que hoy tenemos menos poderes como ciudadanos de ejercer alguna voluntad sobre el gobierno. Aquí, en la vitrina al mundo de la democracia. Algo que no parece escandalizar a mucho. Sí tuvimos un momento sublime de expresión multitudinaria en el Verano del 19. ¿Que si ha generado algún cambio? No que haya notado, pero ha pasado poco tiempo y no median parámetros que permitan apreciarlos ¿Qué si se ha apagado la indignación? Si, bastante. Consume mucha energía.
El cómo se perfile nuestra identidad política en el futuro próximo y lejano está sujeto a variables que se dicen fuera de nuestro control. El primer problema es que nos hemos creído ese cuento. Algunos factores están fuera de nuestro control, trágico sería que todos. Con algo se cuenta.
Ante la tragedia, los asuntos de fondo pierden significado. En la escala de Richter que mide los movimientos telúricos, 8 significa devastación. A nosotros nos llevan sacudiendo una secuela de temblores con gradación de 6, que si es asunto de destrucción. Nos concedió la fortuna la inmensa gracia de que el temblor que trajo abajo una escuela, se dio en un día de vacaciones. Se reporta un fallecimiento, pero el daño a la propiedad ha sido sustantivo con cantidad de edificios y casas colapsadas con cientos de refugiados. Los cuentos de los residentes de edificios altos son de terror.
El único beneficio de la experiencia es lo que enseña, si es que enseña. María debió haber dado una lección magistral sobre infraestructura y aquí estamos. Nos cuentan que los huracanes avisan, los temblores no pero resulta que aquí hay una batería de expertos que lo vienen anticipando hace un tiempo. El gobierno recomienda tener una mochila de emergencia preparada cerca de la puerta de salida.
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