Burundanga de Zocotroco
Andrew Biggs, es miembro fundador de la Junta de Supervisión Fiscal, fue nominado por el líder republicano Mitch Mc Connell. En un foro reciente de la Universidad de Harvard sobre la situación Boricua, Biggs ha hecho unas declaraciones que han tenido particular resonancia en Puerto Rico y en la diáspora nuestra.
El gobierno de Puerto Rico ha demostrado incapacidad administrativa y falta de voluntad política para enderezar la economía, combatir la pobreza y hacer reformas en el mercado laboral.
Durante décadas, los gobiernos han prometido demasiado y no han cumplido con el pueblo de Puerto Rico. Se han hecho promesas en diferentes administraciones y partidos políticos, promesas sin cumplir por la incapacidad del Gobierno de conseguir el financiamiento necesario.
El Departamento de Educación carece de la capacidad administrativa para hacer que las cosas funcionen y … (eso) ha sido un problema en todo el gobierno y un problema en todo este proceso.
La gente se reiría de mi si expresara que los funcionarios del gobierno de Puerto Rico no toman decisiones a base de “consideraciones políticas” o favorecen a personas que están cerca de las autoridades gubernamentales.
Bueno, eso lo dice con algún conocimiento de causa pues lleva cinco anos funcionando como miembro de la Junta de Supervisión Fiscal que rige sobre las finanzas de Puerto Rico. El argumento tiene resonancia por lo burdo del dedo que levanta y lo mete directo en la yaga.
No creo exista un puertorriqueño medianamente razonable, que no este cegado por la fogosidad del fanatismo o el pánico a perder sus habichuelas, que niegue una aseveración tan pesarosa. De incapacidad administrativa y falta de voluntad política llevamos siglos. Lo asombroso es que este cachanchán tenga las pelotas de ir a Cambridge a repetir la consigna con la que se nos ha tenido sometido por mas de un siglo con esta administración, de la otra ni hablemos. Pues vaya que es algo que agravia.
Lo mas grave del asunto es que ese es el raciocino que sirve de motivo al sometimiento territorial y colonialista. La bancarrota es la confirmación de ello, y su culminación tal vez que confirma nuestra ineptitud Es la condena a la territorialidad por el resto de los tiempos, puesto que en siglo y cuarto lo que hemos hecho son retrocesos.
Pues mire míster, mi respuesta es no. Habla usted de la clase política de este país, la gente es otra cosa y aunque tanto tenga que ver una cosa con la otra, no son lo mismo. Hay gente decente en este país, gente consciente y comprometida, gente honesta y sobre todo creativa y noble. Por siglos se halagó nuestra hospitalidad y esa voluntad de ayuda al desvalido, más cuando se tiene poco. Igual late nuestro espíritu festivo, buen humor y las maravillas hacemos con lo que la tierra produce.
No tenemos los gobiernos que merecemos, han sido peores, con el agravante de que cuentan con el engranaje de legalidad de ser electos y representativos. Pero cuidado, que en las elecciones del 2020 se abstuvieron de votar la mitad del electorado y ningún partido tiene domino representativo que no sea de escasa minoría.
Lo que es grave de ese argumento es que nos condena a seguir como ciudadanos de segunda categoría, carentes derechos fundamentales porque una clase política corrupta nos desacredita con su espíritu pusilánime y nada creativo.
Pero se que de la esperanza vive el cautivo, que hay males de más de cien años y quisiera que la indignación tenga un limite cuando se dice basta. He tenido la aptitud de poder adminístrame a mi mismo, no le debo a nadie, gasto menos de lo que ingreso, tengo algunos ahorros y he intentado tomar las medidas responsables de manutención de mi persona y mis queridos.
No pretendo que administrar un país sea lo mismo que a uno mismo, pero si con uno se puede, pues la lógica podría aplicar a lo otro. Sera egoísmo, pero pienso que soy yo quien mejor protege mi bienestar y mientas tenga capacidad, me compete tomar mis decisiones a favor de mis intereses. Igual me gustaría esa capacidad para esta patria que da aliento a mis ilusiones.
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