Imposible contener la emoción, el orgullo profundo y la satisfacción inmensa de ser parte de este momento en mi país. Vivimos un momento singular, una gestión de cambio, un viraje dramático y crucial. Algunos lo llaman un despertar de un pueblo que ha dicho basta, que se ha convocado a si mismo, dejando atrás toda adscripción de docilidad o temor y ha salido a la calle con una consigna: somos más y no tenemos miedo. Ricky Renuncia Ya.
¡Y vaya que si somos más! Las imágenes atestiguan una concentración sin precedentes; medio millón de Boricuas presentes, en un espacio abierto que facilita el contaje y dificulta el truco. Y con cuidado, pues si algo se ha hecho patente es que todo el mundo es testigo y carga un ojo electrónico que registra, y documenta. El reclamo se extiende y queda evidenciado en cada rincón del mundo donde hay Boricuas y amigos de una causa que adquiere proporciones globales.
Ricky Renuncia se ha visto y escuchado por todos los rincones. Después de dos semanas de intensas y repetidas manifestaciones, la del 23 ha sido mas concurrida que la de Vieques, que ocupaba cuatro carriles del expreso las Américas, ayer llenamos ocho… y de una extensión mayor. La Diáspora ha manifestado solidaria la misma en todas las ciudades y estados donde radican los nuestros. La prensa del Norte, en particular los influyentes New York Times, Wall Street Journal, Miami Herald y Washington Post nos tiene de primera plana. La entrevista al gobernador en Fox News debería ser el clavo que sella el ataúd; ¡pero no! El niñato (de 40 años) se resiste a renunciar con la absoluta inconsciencia del daño que se inflige y que nos inflige. Esto es un juego en que nadie gana, mientras el imberbe se refugia sabe dios donde y hasta cuando, sin reconocer que no tiene con qué gobernar.
Y el pueblo en la calle indignado, expresado en la más variada diversidad de formas y estilo. Aquí se hace valida la sublimación y hemos transformado el coraje en las pancartas y consignas más creativas, la pintura del cuerpo, música, baile, mini escenificaciones dramáticas y la mas variada forma de atuendos que reflejan el colorido de este pueblo que somos. Atento, consciente, alerta, activo, cansado de tanta guasábara y tanto mocho, hartos de engaños y malas mañas. Y ésta ha sido la expresión más elocuente de un basta, no mas. Merecemos algo mejor, algo distinto.
De su circulo de allegados solo quedan los que no hablan malo, que se inmolan por un sentido de deber y lealtad que da pena. Su gabinete esta destruido por renuncias y destituciones, abonado a una crisis de gobernanza a la que se añaden los alcaldes y legisladores que le has retirado la confianza; la comisionado residente ha pedido su renuncia, así como los más solemnes de los senadores. Su padre, el ex gobernador, acaba de renunciar a todas posición y pertenencia al Partido Nuevo Progresista. Los partidarios alimentan el fuego de la ambición intentando recoger los añicos que queda de un partido desarticulado y desacreditado por una corrupción escandalosa.
Claro que es tan solo el principio; falta el camino largo por recorrer para encontrar una clase política digna del respeto del pueblo, que ha dejado de ser una masa amorfa y pasiva para elevar al cielo su reclamo. Una clase política que sea de nosotros y entienda que los estamos velando y no le vamos a dejar pasar ni una. Que el recurso de los medios sociales nos dan una inmediatez y un margen que redefine el ejercicio de la democracia.
Este es el momento para retomar con afán y ahínco la propuesta de la Asamblea Constitucional y formular un documento que nos represente en el hoy de nuestras realidades, recursos y aspiraciones; que sirva para encaminarnos a un mejor futuro, pues los sueños y las patrañas que nos vendieron han colapsado y necesitan renovarse. Hagámoslo desde los cimientos de la bondad y la generosidad, la verdad y la justicia, el respeto y la integridad. Este es el momento de cuajar las ideas que definen un futuro mejor y es la ocasión de poner esas ideas en marcha porque podemos y lo merecemos.
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