Apuntes para un Proyecto de País
¿Qué mejor momento para procurar genialidad e inspiración que cuando se abulta la adversidad y hace falta la ilusión? Albert Einstein nos brinda consuelo.
No pretendamos que las cosas cambien si hacemos lo mismo.
La crisis es la mejor bendición que puede pasarle a las personas y los países, porque las crisis traen progreso.
La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a si mismo sin quedar superado.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más los problemas que las soluciones.
La verdadera crisis es la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones.
Sin crisis no hay desafío y sin desafíos la vida es rutina, una lenta agonía.
Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla y callarla es exaltar el conformismo.
En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
Si fuera cierto que las crisis son ventanas de oportunidad, enfrentamos una oportunidad monumental. Los desafíos son inmensos y nos hace falta tanto por hacer. Si de soñar se trata y vamos a reinventarnos, hagámoslo sin la tara de lo posible. El acontecer histórico y las estructuras que nos traen hasta aquí son responsable del presente. La inconformidad con el estado de cosas urge una solución distinta.
Es mi convicción que hace falta es un proyecto de país, una concepción de futuro que logre consenso y aúne voluntades, que genere sentido de propósito y permita enfrentar sacrificios con la dignidad en alto. Un proyecto fundamentado en el principio de dignidad, respeto y decencia, en la disciplina de superación y la aspiración a la excelencia; con el mérito como norma estricta de selección y ascendencia.
Aspiro a un país efectivo y eficiente, de gente cumplidora y amable, hospitalaria y generosa. Reafirmar el pueblo fecundo y creativo que somos, que vemos en todas las manifestaciones de nuestros artistas y trabajadores, así como en el pulso vibrante de nuestra cultura.
Una Isla sin amarras, con la capacidad de hacer negocios con el mejor postor. Un pueblo con autonomía para pactar con quien mejor favorezca nuestros intereses, apoyado en los valores de diligencia, responsabilidad y sentido del cumplimiento.
Un país donde abunda el quehacer y el empleo, donde opera una economía diseñada para su capitalización y ahorro, diversificada y productiva, a tono con lo que puede y requiere una Isla Caribe de tres y millones y medio de habitantes. La consigna debe ser trabajo para todos. Igual toca fortalecer los niveles de supervisión y dar vigencia al mérito.
Un país con una clase política visionaria e integra; erradicar toda sombra de corrupción, favoritismos y conveniencia.
Con un sistema contributivo justo y razonable, con la capacidad de manejar los recursos para el bienestar sostenido y ahorros para el futuro. que recompense la honestidad y el trabajo productivo.
Con un solo cuerpo legislativo, con representantes sin otro privilegio que servir; la consolidación de municipios y una judicatura eficiente.
Una Isla que se aproxime a la sustentabilidad alimentaria con una agricultura vigorosa, conducente a sustituir importaciones y crear una cadena nutricional más saludable y fresca.
Un cadre de agricultores enamorados de la tierra y fanáticos de sus frutos; empresarios en un entorno que promueve el ingenio de los Boricuas.
Una Isla de gente consciente de su ambiente y creativa en el uso de recursos energéticos alternos, a la vanguardia de la energía solar y del viento. El mar como recurso, una industria pesquera, y plantas para desalinizar.
Una Isla con la capacidad de atraer los sectores más diversos de turismo motivado tanto por la belleza natural como por una vida cultural rica en todas sus manifestaciones.
La crisis nos privilegia con la urgencia de crear y, visto que la caja de trucos esta agotada, pongámonos de acuerdo fuera de la caja.
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