ASI SOMOS – WHO WE ARE
El cariño y la amistad mediaron para que asistiese a la presentación del libro Así Somos: Who We Are. Para una columna sobre Burundanga, un título que afirma identidad con redundancia y en dos idiomas cumple precisamente con el tema del asunto. Más cuando propone dos declaraciones tan provocativas. Así somos es una afirmación amplia y compleja, cuando se acompaña de Who we are, tocan el asunto medular de la Burundanga.
El proyecto es producto de la iniciativa de Ada Nivia López, una Boricua de Arecibo que a temprana edad migra a Chicago, donde se educa, ejerce y se destaca como maestra y líder comunitaria. La
persona responsable de una coalición público-privada de líderes comerciales y universidades para beneficiar el sistema educativo de Chicago. La primera latina a ser electa a la Junta de Gobierno de la Universidad de Illinois, no dudo que por la delicadeza gentil de su trato y su hablar sosegado, emotivo y persuasivo.
Resulta congruente que convenciera a Mark Joseph como su colaborador, un artista reconocido por su fotografía corporativa, con imágenes publicadas en Newsweek, Fortune y New York Times y exhibiciones en Chicago, Frankfort, Montreal, París y Nueva York. Compañero en una jornada que se extiende por diez años y recorre confines distantes para procurar la esencia de lo que somos en diversos escenarios. Un proyecto en que el fotógrafo aborda el tema humano para plasmar imágenes de singular belleza.
A siete años plazo se incorpora Antonio Martorell para realizar el diseño. Diplomático, pintor y artista gráfico, escritor, teatrero, académico, figura de radio y televisión; sin duda la figura más polifacética de nuestra Burundanga, con merecida razón. Si usted llega a conocer el trazo de Martorell, lo reconocerá donde lo vea. Lo mismo sucede con su manejo de la palabra. Su ingenio incisivo hizo muy claro lo que el libro es y lo que no es, aprovechando el lenguaje del lente para incluir y excluir selectivamente. El diseño del libro confirma lo merecido de su reputación.
La creadora del proyecto hizo patente que entre sus motivos media la nostalgia, y la intención de plasmar los valores y los afectos que nos dan sentido. Imágenes que evocan algo que nos da sentido; que nos amarran a una emoción que a veces concilia, a veces consuela. Esas que alimentan la necesidad y el gusto de dónde soy, aliento al orgullo de ser Boricua, no importa si se vive aquí o allá. La Mancha del Plátano es inmune a fronteras y responde a la estrella de una sola bandera.
El libro en su secuencia de ilustraciones narra una historia, y cada foto es, cuanto menos, un cuento corto. Tras una breve introducción al proyecto, las imágenes comienzan con un verdor que dice trópico exuberante, madurez, naturaleza, saltando al pasar la página, a una juventud en fugaz movimiento. Capturada queda la atención; motivo a la anticipación de algo especial.
El contenido está propuesto en tres secuencias temáticas de fotos y un epílogo en que la autora detalla acerca de las fotos. La primera parte explora la muchedumbre en contrapunto a la intimidad en fotos de personas, unas conocidas otras no. La segunda parte enfoca en horizontes: “… el rostro del que salió, del que se fue pa fuera, también del que se queda”; Puertorriqueños en San
Juan y Honolulu, en Ponce, Chicago y Orlando, en sus quehaceres y sus afectos. La tercera parte aborda la música y el baile, partes consustanciales de lo que somos. De la Bomba al Ballet, del cuatro al violín, sin dejar fuera el güiro, celebrando las pasiones que nos mueven como individuos y que celebramos en conjuntos.
El Zocotroco es un animal sensible, se emociona fácilmente con el afecto y la solidaridad. Este libro genera la conmoción que provoca el amor patrio, propuesto de la manera más hermosa. Un testimonio elocuente de lo mejor de lo que somos.
_________________________________________