Burundanga de Zocotroco
Crisis de la Esperanza
Parte III
Educación y Desesperanza
La primera parte de este largo ensayo propone el diagnostico de desesperanza y presenta la evidencia demográfica como primera argumentación. La segunda parte aborda la dimensión económica, en esta tercer parte se enfoca la educación, por ser vehículo de movilidad social y aspecto crucial de la esperanza.
Población Estudiantil
Los parámetros básicos de la educación en Puerto Rico han atravesado una trasformación sustantiva durante el siglo pasado en los índices de alfabetización, educación publica y universitaria. En 1899 8% de las personas asistían a la escuela y 20% podían leer y escribir. En 1940 47% asistían a las aulas y 68% podía leer y escribir. En 2010 89% asistían a la escuela y 97% saben leer y escribir.
En los últimos tiempos se presenta una reducción sustantiva en la deserción escolar a medida que aumentan los grados, el cierre de escuelas y la feminización del sistema. El salario de los maestros se ha congelado desde 2008. El sistema escolar público pasó de tener casi 600.000 estudiantes en 2002 a 380.000 en 2015.
Para el año escolar 2012-2013, la matricula del nivel básico (pre-K a 12) en el sector público fue de 434,609, mientras que en el sector privado fue de 153,817. Durante los pasados años, ambos sectores han reflejado un paulatino descenso en la matricula total en el nivel básico (pre-K a 12). El sector público perdió́ alrededor de 154,000 estudiantes de 2002 a 2013, mientras que el sector privado perdió́ cerca de 51,000 estudiantes de este nivel en el mismo periodo.
179 planteles públicos cerraron por orden del Departamento de Educación, el cierre de mayor escala en la historia de Puerto Rico, que afecta a más de 2.700 maestros y supone el traslado de unos 27.000 alumnos a otras escuelas para el inicio del nuevo año escolar.
El 57.4% de los niños del país vive en un núcleo familiar pobre y el 49.5% vive con alguna dependencia de ayuda federal. Casi el 80% de los alumnos matriculados en las 1.332 escuelas públicas de la isla vive por debajo del umbral de la pobreza. Un 60% de la población, entre los años 2005 al 2011, que se encontraba bajo el nivel de pobreza no tenían un diploma de escuela superior.
Esta relación de pobreza y escolaridad está incidiendo en la desigualdad. La pobreza está ligada principalmente a la alta tasa de desempleo, que desde 1950 supera el 10%, una de las más altas del mundo.
Matricula universitaria
El perfil del estudiantado universitario puertorriqueño se ha mantenido relativamente estable en la ultima década. La mayoría es del sexo femenino y estudia en instituciones privadas en el nivel subgraduado a tiempo completo.
Una minoría se gradúa de bachillerato en seis años en Ciencias de la Salud, Administración, Mercadeo o Educación. Anualmente se gradúan cerca de 50,000 estudiantes de programas universitarios, que comprenden desde grado asociado hasta posdoctorados, y el mercado laboral genera cerca de 17,000 empleos, de los cuales solo el 27% requiere niveles de educación postsecundaria.
Un 26.7% de los habitantes ha completado algún grado postsecundario universitario (grado asociado en adelante), un 6.7% ha terminado estudios universitarios posgraduados, o sea, maestría, doctorado o posdoctorado. Los resultados del año 2012 del estudio sobre la población estudiantil revelaron que un 54.1% de los estudiantes informó un 31.8% expresó sentirse triste o desesperanzado.
Maestros
El maestro es el recurso fundamental para la calidad educativa de un país. La calidad de la educación se asocia con: la preparación del docente, el salario y el número promedio de estudiantes en las aulas.
En el año 2001-2002 había 42,906 maestros y en 2011-2012 esta cantidad se redujo a 33,079; de esta ultima cifra el 81% es femenino. En Puerto Rico, para el 2013, de un total de 30,986 maestros, el 75.9% contaba con una preparación de nivel de bachillerato, un 23.4% tenía un grado de maestría y menos de 0.1% había terminado un grado doctoral en 2013. Para el primer semestre del año escolar 2013-2014, un 93% de los maestros se catalogan como altamente cualificados y solo un 7% necesita completar algunos requisitos.
En estos momentos, el salario del maestro representa el costo unitario más grande en Educación y entre las agencias gubernamentales del gobierno de Puerto Rico. El maestro del sistema público puertorriqueño devenga como ingreso básico $1,750 mensualmente, recibiendo un salario inicial de $21,000 al año.
Este salario es inferior a la mediana del salario anual de $25,690 para otras ocupaciones en Puerto Rico y se ubica ligeramente sobre el umbral que define pobreza. En Estados Unidos, donde el salario promedio es $35,672.
A raíz de la crisis fiscal que vive la Isla, los maestros confrontan la eliminación de beneficios adquiridos para su jubilación; muchos maestros han decidido acogerse a una jubilación antes de la implantación de la ley que redujera sus beneficios.
Cada vez más maestros se ven obligados recurrir a un segundo trabajo para suplir sus necesidades económicas. Esto repercute desfavorablemente en las tareas como el seguimiento de sus estudiantes, la participación en su desarrollo profesional y la preparación de sus clases.
Uno de los aspectos que ha tomado más relevancia en los últimos años es la aparente falta de maestros de algunas especialidades de Educación Física, Inglés, Ciencias y Matemáticas tienen por lo general gran demanda.
Desigualdad
Los estudiantes del sector privado obtienen mejores puntuaciones tanto en el razonamiento verbal y en el razonamiento matemático. Las bajas puntuaciones de los estudiantes del sector público implican desigualdad y desventaja de oportunidades para proseguir estudios de educación superior.
En instituciones universitarias con políticas de admisión selectivas, como lo es el caso de la universidad pública estatal, los estudiantes provenientes de escuelas publicas tienen menos probabilidad de ser admitidos en comparación con aquellos de escuelas privadas.
Los desertores escolares y los jóvenes que ingresan a la fuerza laboral sin las competencias adecuadas en matemáticas, lenguaje, escritura y comprensión, no son el personal calificado que se necesita para llevar a cabo las tareas que requiere el crecimiento económico de la Isla.
Competitividad
Hasta el momento, los sistemas educativos de la Isla han cumplido su misión de educar a la población, sin prestar mucha atención al destino final de sus egresados, a la espera de que las “dinámicas del mercado” harán su acomodo de las personas egresadas.
El Instituto de Estadísticas de Puerto Rico reporta que en una escala del 0 al 10, el Índice de Economía del Conocimiento (IEC) de Puerto Rico en el 2008 fue 6.85, lo cual otorga a Puerto Rico el lugar número 41 de 135 a nivel mundial. Estados Unidos se posicionó en el número 9.
Existe un evidente desfase en cuanto al objetivo de la educación, los recursos asignados y el nivel de competencia cognoscitiva que genera. Los índices de aprovechamiento en conocimiento, la deserción y la brecha entre los diplomas y las realidades de mercado son realidades que le abonan a la desesperanza, como condiciones recurrentes que desafían solución. Con el gigantesco agravante de que el asunto trasciende lo mas intimo e inmediato, incluso la esfera de la nación.
Las políticas publicas para combatir este problema no han frenado el deterioro de calidad y es motivo de preocupación que los estudiantes no adquieran los conocimientos y destrezas esperados de una educación básica que los capacite para el mercado de trabajo.
En este mundo tan complejo en que todo cada vez se conectan mas cosas, las insuficiencias en el conocimiento afectan profundamente nuestras posibilidades de competir globalmente, y eso tiene implicaciones terribles para el futuro. Por ende, no es discutible que estamos en tiempos de grandes males, lo que obliga a grandes remedios.
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