Ay bendito, pobrecito Puerto Rico; el universo entero parece haberse conflagrado en su contra. Si bien su ubicación tropical es bendecida por un clima cálido , carente virtualmente de cambios de estación, igual confrontamos la mala fortuna o el cruel destino de estar en el curso los huracanes en el Oceano Atlántico.
El desastre fiscal y la bancarrota nos llegó como un accidente apoteósico; el paso de Irma y María han dramatizado la devastación. En este fatídico mes de septiembre, cuando la Junta Fiscal se aprestaba a imponer la reducción de nómina y jornada, cuando el recorte de pensiones se hacia inminente, nos llega el golpe de dos huracanes, con dos semanas de separación. Fenómenos que han puesto el país literalmente a oscuras y bajo agua.
Irma nos pegó con benevolencia preparatoria, desviandose al norte a última hora y azotando con una cola de menor categoría . Con fuerza mínima sacudió al país e hizo patente la condición frágil de la infraestructura, particularmente la de energía eléctrica. Me tocó sobrellevar 11 días sin energía, en medio del agobiante calor del verano, con la urgencia de restaurar el daño que dejó el aletazo y la extenuación consecuente.
Poco se hizo esperar la llegada de María, que ha sido otra cosa. En los últimos 84 años no acontecía un huracán categoría 5 que atravesara la Isla de Sur a Norte por el mismo medio. Que el impacto ha sido devastador apenas comienza a describir lo acontecido. Inundaciones en multiples sectores, refugiados por los miles, la flora devastada enteramente y un daño inconmensurable a la propiedad que ha dejado a muchos miles sin vivienda.
El daño se estima conservador y preliminarmente en 10 mil millones de dólares. El 80% del tendido eléctrico esta en el piso, junto con las torres de comunicación .Y si el viento devastó toda la vegetación, poco piedad tuvo el agua, que dejo una buena parte del pais inundado; a riesgo de emperorar si se quiebra una gigantesca represa.
Al momento se reportan 16 muertos a causa del estrago, y varios hospitales han tenido que mover sus pacientes al ver afectadas sus plantas de emergencia por la inaccesibilidad y escasez de combustible. Las restricciones en movilidad que presentan carreteras y limitaciones de acceso a farmacias y medicamentos constituye un riesgo a mediano plazo, como lo son las infecciones y parásitos asociados a la contaminación de las areas inundadas.
El servicio de alcantarillado dejo de funcionar y son muchos los que están sin agua. Varios son los edificios que, a pesar de contar con cisterna, las bombas están inoperantes por la falta de energía eléctrica y las plantas de emergencia parecen haberse puesto de acuerdo en la conspiración para que todo se agrave. En muchos de esos edificios residen personas de mayor edad con restricciones de movilidad, atrapados hasta que alcancen sus abastos.
Las comunicaciones se han visto severamente afectadas; los primeros días los teléfonos celulares retuvieron alguna señal, ahora alumbran “no service”. Lo que añade a la tasa de preocupación de familiares y amigos que permaneces sin noticias de sus seres queridos. El colapso de las comunicaciones es un agravante serio pues imposibilita asistencia de socorro y ambulancia en casos que se agudicen.
La prominencia que la conectividad a teléfonos, textos, correos electrónicos, tweeks a Instagram tiene en nuestros tiempo, es otra area de crisis. Donde median bolsillos de conectividad, los autos se hacen a un lado en avenidas, constituyendo estacionamientos espontáneos para conectar.
El bien más codiciado al momento resulta ser el combustible (gasolina, diesel y propano) y han sido las gasolineras las que han solicitado presencia policiaca, vistas las tensiones que genera la espera para accesar el precisos fluido. Las líneas de automobiles se extienden por bloques, hasta que se resuelva en problema de abastecimiento al detal. Muchas han sido las estaciones destruidas y la dificultad de acceso por carreteras obstaculizada por arboles caídos y tendido eléctrico.
Ahora a reparar la destrucción. |
Las gestiones de la banca y el comercio que hoy día depende de la electrónica, naturalmente se han visto detenidas, provocando la demanda de efectivo en bancos automáticos.
Y si bien se han visto expresiones espontáneas de civismo y colaboración, gente dispuesta para ayudar a un vecino, así como la proliferación del voluntarismo, también sabemos que estos momentos agudizan la frustracion, la tristeza inmensa de verlo todo, mucho o poco perdido, el encierro y el toque de queda. Ese sentido de impotencia que suele dar margen a la volatilidad que conduce a la confrontación y la garata. El tiempo se pone lento y largo y cada dia pone a prueba una paciencia que obliga a resistir lo peor de cada cual.
Nada prepara para la violencia que desata un huracán de categoria 5, vaya usted a ver el paso de Harvey en Texas e Irma por los Cayos y la Florida; también es cierto que las crisis revelan y apuntan los eslabones frágiles y las cosas que se deben mejorar. Los eventos hacen muy patente que la infraestructura de este pais es fragil, que requiere más y mejor mantenimiento y que los códigos de construcción deberán revisarse.
Un país destruido obliga a la reconstrucción, cosa que no ha de ser nada de fácil con el gobierno en bancarrota, carente de recursos propios ni margen prestatario, con una capacidad de captación aún más reducida por el desastre natural. Y debe destacarse que el gobierno a eliminado varios de sus impuestos sobre ventas para aliviar el bolsillo e incentivar el movimiento económico. En estos momentos las esperanzas de recuperación están puestos en FEMA y las ayudas federales que quiera brindar el Congreso a su territorio no incorporado. Capital político para un imperio que se manifiesta en su caprichosa benevolencia. Cosa que le abona a la eterna ambivalencia, esta peculiar conjunción de amor y odio que nos une a los que nos explotan y nos ayudan.
La crisis vuelve a revolver el río y nos alcanza de nuevo prominencia global. Ocasión que debemos aprovechar para hacer valer el caso de nuestra peculiar circunstancia y aprovechar la ocasión para renovar, haciendo a un lado parches y chapucerias. Salgámonos de la caja y alcancemos el cielo. Propongamos el Puerto Rico que brote de lo más fecundo de nuestra imaginación. Si vamos a construir futuros, propongamos una agenda integral, un proyecto de país con un modelo económico y un plan de desarrollo que nos ponga a la altura de lo que merecemos como pueblo y podemos alcanzar como gentes.
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Copyright 2017 por Jose M. Umpierre. Fotos por Kendall Y Cooper Marsh.