Desastres
El 11 de octubre del año en curso la Junta de Retiro de la Universidad de Puerto Rico emitió la convocatoria para asamblea a todos los participantes activos (10,200) y pensionados (8,800) del sistema universitario. La misiva apunta al serio peligro que representan los cambios que pretenden imponer la Junta de Control Fiscal y la Junta de Gobierno de la UPR y adelanta que si los cambios son implantados, se provocara el colapso (congelación o cierre) del sistema actual de retiro. Por esto acude a sus constituyentes, para informar y recabar soluciones a la amenazada presente.
La Junta de Retiro de la UPR es el cuerpo institucional de 17 miembros a cargo del manejo de la responsabilidad fiduciaria y el manejo de sus activos para que el sistema tramite los beneficios que reciben los pensionados. Al presente, el fondo de retiro de la UPR cuenta con solvencia de 48.8 centavos al dólar para cubrir sus obligaciones, atiende sus pagos esencialmente con los beneficios de su cartera de inversiones y se considera el único sistema exitoso en toda esta bendita isla. Ello a pesar de que la administración universitaria le adeuda $116 millones en pagos atrasados.
El sistema de retiro, con el que todos los participantes firmamos contrato, es uno de beneficios definidos en que el participante aporta un por ciento de sus ingresos, el patrono corresponde con otra parte. Dineros que van a un fondo de inversión que a su vez genera dividendos para devolver los beneficios a los pensionados de forma vitalicia. Uno de los grandes beneficios de una carrera universitaria, además del privilegio de ser parte de una comunidad académica ha sido, y es, su plan de jubilación.
Este Fideicomiso que se propusiera en 1945 y legalizara en 2015 ha servido bien a los universitarios y ha sido baluarte de eficiencia administrativa. Entonces llega la Junta de Control Fiscal y amenaza con cambiar algo que funciona y adoptar un sistema de contribución definida que le asigna al individuo la responsabilidad de sus ahorros para el retiro.
La situación me atañe de manera personal e inmediata pues soy uno de los pensionados; me compete igual como ciudadano de esta Patria, que observa con asombro el devenir de los acontecimientos. Para nada es grata la noticia de que se gestan determinaciones que afectan mi futuro bienestar; más aún me indigna lo que significa para lo que somos como gente y como nación.
A juicio de este cubero, lo que acontece es la culminación del agarre, el momento en que una ideología y su política consecuente se convierte en la acción que explota al individuo. La referencia que mejor lo explica me resulta ser la teoría de Naomi Klein en su libro The Shock Doctrine: the Rise of Disaster Capitalism (2007) y su mas reciente publicación, The Battle for Paradise: Puerto Rico takes on the Disaster Capitalism (2018).
El capitalismo del desastre se refiere a la forma de acción que se crea después de un cataclismo, ya sea por causas de la naturaleza o gestado por condiciones económicas o políticas. Shock (que me gusta traducir como el kantazo) se refiere al sentido de desorientación que se experimenta tras un desastre (ataques terroristas, tomas de estado, caídas de la Bolsa). La aparición del shock, de acuerdo a Klein, siguen un patrón claro: esperar una crisis, declarar el momento de políticas extraordinarias, suspender las normas democráticas y empujar la lista de intereses corporativos tan rápido como sea posible. El kantazo y estado de desorientación incrementan la susceptibilidad que aprovechan las fuerzas del mercado para adelantar su agenda de privatización, desreglamentación y reducción en programas de bienestar social en salud y educación.
Naomi Klein tardó unos años en acceder a la invitación de visitar a Isla, y cuando vino, recién trastocado el país con los huracanes, encontró tanta validación a sus teorías y tanta calidez en nuestra gente que nos dedicó un libro con título tan sugestivo como La Batalla por el Paraíso. El sentido del desastre que abunda en algunos de los hijos de esta Patria no es nada nuevo, mas siempre sirve de aliento cuando se nos valida y añade visibilidad.
Desastre fue la economía desde el tiempo de España, mejor resumida como abandono y sobrevivencia. La invasión Norteamericana nos trajo otras dimensiones del desastre, desastre han sido todas las políticas de desarrollo económico, como lo fue la imposición de la agricultura del monocultivo azucarero. Y aunque tuvo un buen despegue, la política de industrialización también terminó en desastre, como también lo fueron las petroquímicas y lo que resultó ser la sección 936.
Desastre es la consecuencia de décadas de retroceso económico en que se desatendió la infraestructura de electricidad, desastre que colapsara con los primero vientos y se hiciera inservible con la categoría 5. Desastre es tener que proclamar una deuda publica de 73 mil millones y un gobierno en bancarrota. Desastre fue el ajuste en el mercado de bonos en que para muchos aquí se perdieron billones en el valor de carteras de inversión, y los ahorros de toda una vida. Desastre es la devaluación de la propiedad y allanar el camino a la venta a precios de baratija.
Desastre ha sido la política de gobernadores coloniales que vinieron a lucrarse de la manera más burda e inmediata. Desastre fueros los gobernadores nombrados por los Presidentes (salvo escasas excepciones). Desastre las interpretaciones de la Constitución para acceder a una deuda extra que nos ha traído a este triste momento. Desastre que los poderes otorgados al ELA se han revocada con el nombramiento de una Junta Fiscal y una jueza de quiebras que tira por la borda el principio de gobierno representativo. Desastres aplica a los partidos políticos mayoritarios que se han quedado sin norte ni ideología que defender.
Desastre es lo que anuncia una Junta Fiscal que viene empecinada en un plan de austeridad que nos empuja a la pobreza. Desastre es que más de la mitad de los hijos de esta tierra hayan migrado al Norte en busca de oportunidades que no encuentran en esta Patria de desempleo, desigualdad y pobreza. Desastre es que se empecinen en castigarnos más.
Desastre fue la respuesta de las instituciones de gobierno a la devastación que produjeron los huracanes, comenzando con la Agencia Federal de Asistencia a Emergencias (FEMA). Desastre fue lo desatinado de la conducta del presidente Trump al visitar la isla y la insistencia de minimizar las muertes. Desastre fue la conducta encubridora del gobernador Rosselló y la ineptitud para manejar la cuadrilla de los buscones que asomaron las garras antes de que pasaran los vientos.
De desastres los Boricuas sabemos y celebramos que Naomi Klein viniera a revalidar. El momento no pudo haber sido más propicio y resulta contextual que aplique el estado de shock (kantazo) que la autora asocia con el momento. “ La investigación demuestra que virtualmente cualquier situación tumultuosa, si se enmarca con suficiente histeria por los lideres políticos puede servir para facilitar esta función. En medio de una hiperinflación o golpe de estado, la clase gobernante con frecuencia puede vender a la población en pánico las virtudes de las protecciones de la sociedad ante ataques y recabar un apoyo enorme a la privatización porque la alternativa es el apocalipsis económico.”
Y en esa Burundanga se enmarca la convocatoria de la Junta del Retiro de la Universidad de Puerto Rico ante lo que propone la Junta de Control Fiscal y avala la Junta de Gobierno de la Universidad de Puerto Rico, que bien cualifican en el ámbito del desastre.
Es bien sabido que la Universidad de Puerto Rico es uno de los grandes orgullos del país, el primer centro docente de mayor antigüedad y prestigio entre las instituciones del país. Sin duda el gran motor de la movilidad social y económica con que cuenta el país, así como depositaria de una parte sustancial de nuestra patrimonio cultural en sus museos, bibliotecas y colecciones. Por la Universidad han pasado lo más galardonado y ha sido escenario de afirmación de nuestra identidad es sus manifestaciones de avanzada. ¿Por qué la Junta de Control Fiscal se ensañó desde sus primeras manifestaciones en reducir la institucionalidad al downsizing de sus esquemas es difícil de entender? Que no sea como parte de una conspiración malévola, pero ahí esta a la vista de todos.
Desde las primeras señales anunciaron recortes en el presupuesto, aumento en matricula y reducción en las pensiones. Las señales se leyeron con claridad y temprano en la trayectoria de esta lucha los estudiantes cerraron las instituciones por dos meses y la gente se tiró a la calle en los dos primeros de mayo subsiguientes. Multitudes similares a las de Vieques, que desembocaron en confrontaciones. En ello encuentra Klein optimismo pues el estado de shock no ha disminuido la repuesta contestataria. Al contrario, así como la respuesta espontánea de solidaridad en las comunidades tras los huracanes. No todo esta perdido, somos una botella de vidrio que flota y la adversidad obliga al avance.
El problema que confronta la Junta de Control Fiscal es diverso. Media un obstáculo jurídico que adjudica al Fideicomiso del Retiro de la Universidad autonomía fiscal. Media la resistencia que ha librado la Junta del Retiro en representación de los profesores activos y pensionados, que armada con los datos actuariales ha denunciado con evidencia e insistencia la arbitrariedad de las proposiciones, así como lo perjudicial de sus aplicaciones. Y media la solidaridad de los afectados y todos los demás, pues ésto no es solo una actuación en contra de un sector vulnerable, es parte de una política y unas estrategias de devaluación que pretender imponernos como pueblo.
Si la Junta de Control Fiscal prevalece se habrá de confirmar que el estado del derecho ha sido subvertido, que poco importan la Constitución, las leyes y los derechos adquiridos ante el afán de atender los pagos de una deuda insensata que se resisten a auditar. Atentar en contra de las pensiones es reducir las posibilidades de una población en la edad más físicamente vulnerable y tiene un tinte de abuso que no se lo quita nadie. Es una incitación a la indignación que siempre resulta muy peligrosa.
Se nos amenaza sin contar que más sabe el diablo por viejo. Se nos pone a riesgo, sin considerar que atentan en contra de la materia gris que nos trajo hasta aquí y que, gastada y algo abatida por el tiempo, cuenta con reservas para resistir. Eso lo hemos hecho siempre. Estoy convencido de que el agravio activa la capacidad regenerativa y agudiza el sentido crítico y creativo que ha sido parte de los motivos de ser universitario. Nos queda entusiasmo para defender la razón, sobreponernos a la fragmentación y el fatalismo y consolidarnos como un cuerpo solidario, nos queda ánimo y lucidez para hacer un reclamo y articular las formas y estrategias que defiendan nuestros intereses. Y es mucho el aliento que se renueva para denunciar al insensato y acusar al déspota. Nos queda para detenernos ante el desastre y decir, no señor, esto está mal. Busquemos mejores caminos, hagamos mejores negocios, tratémonos de mejor forma.
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Copyright 2018 por José M. Umpierre. Fotos del sistema de retiro usado por el “fair use” aspecto de la ley de copyright. Los demas fotos en el dominio público.