Burundanga de Zocotroco
A Dios rogando y con el mazo dando.
Reconozco que con más frecuencia que lo contrario, esta columna dedica más espacio a la inconformidad y las quejas, sobran motivos. Pero también sostengo que en una cultura también hay motivos de celebrar el mérito. Esta es una de esas ocasiones, aunque venga con ese sabor agridulce que se hace patente con los años y experiencias.
Confieso mi vocación de ladrón de palabras, no sin dar crédito al autor pues hay planteamientos que son inmejorables. Eso me paso con el ensayo de Armando Martínez Lebrón: El Banco Popular y la Crisis Colonial de Puerto Rico (Kaos en la Red del 2 de septiembre de 2017).
Igualmente reconozco que he perdido, sino renunciado a la brevedad. Soy antagónico a los tweeters e Instagram de la vida y hace un tiempo dejó de importarme eso de que cada día se lee menos.
A tenor con mi costumbre, me doy el lujo de citar ampliamente fragmentos editados de dicho ensayo que contribuyen a poner en contexto la mas reciente producción del Banco.
La crisis del territorio no incorporado es asunto conocido. Adquirió notoriedad con la declaración de una deuda impagable, que fue el golpe que nos puso en la palestra global con aire de escandalo. El nombramiento de una Junta Fiscal con poderes supra gobierno electo poco agrava la crisis política, el fracaso en la renovación de la infraestructura, la corrupción y la inflación nos tiene en la calle protestando. Todos los parámetros de medición demográfica, económica, social y política apuntan a la gravedad del asunto.
La Banca y el Banco
La banca en la Isla es responsable de nuestra crisis por muchas razones: hipotecas deshonestas, préstamos con intereses leoninos, préstamos estudiantiles, seguros, planes médicos, monopolio en transacciones, tarjetas de crédito impagables, inversiones fraudulentas, privatización y falsa representatividad; su responsabilidad reciente radica en su especulación con los bonos del ELA, así como con los de sus corporaciones públicas y municipios.
Los banqueros han negociado las emisiones de bonos para mantener el crecimiento económico artificialmente, y seguir beneficiándose. Las emisiones más recientes se utilizaron para hacer obra faraónica que benefició de forma unilateral a los bancos y sus negocios indirectos como la construcción y los seguros. La mayoría de los proyectos han sido incapaces de generar ganancias para el Estado y ha hecho imposible la recuperación de lo invertido. Así hicieron el Tren Urbano, el Choliseo y el Distrito de Convenciones, también endeudaron a los municipios e implantaron sus planes médicos y los de retiro.
El Banco Popular ha sido un agente de la crisis, no solo por su práctica corporativa general, sino porque desde su fundación en el 1893, entre sus dueños y directiva, siempre han estado, como en cualquier otro banco exitoso, los representantes de las instituciones políticas y económicas locales más poderosas dentro del proyecto de explotación capitalista.
Popular, Inc. ha estado involucrada de forma directa e indirecta, en la “neoliberalización” del Estado Libre Asociado, ha socavado nuestra estabilidad económica por décadas, y esto incluye, pero no se limita a, promover la emisión de bonos, la venta de recursos naturales y propiedad pública, así como a la creación de legislación que redunda en su enriquecimiento.
El Banco Popular ha llevado la voz cantante en muchos giros económicos que han caracterizado al país y ha manejado históricamente los daños de sus actos con inversión publicitaria. Una de las cualidades que le ha dado más ventajas a la principal corporación de Puerto Rico ha sido el manejo de su imagen pública valiéndose de los medios de comunicación masiva. Ese aspecto mediático le ha rendido excelentes frutos.
Tras los más de 30 mil despidos directos y la baja de empleos general que provocó en la Isla esta ley, que para el 2013, el Banco Popular lanzó su campaña “Echar pa’lante” (2011) en donde el Gran Combo nos invitaba a superar con estoicismo los obstáculos económicos que el banco (2009) estaba resolviendo con un “Bail Out” de “$935 milliones cortesía del U.S. Treasury Department.”
El Popular inició una campaña publicitaria alternativa que mezcló y todavía mezcla el sentimiento religioso con el patriotismo cultural inconsecuente que se transmitió por primera vez en el 1993 por todos los canales de televisión local y en donde participó el Topo.
Esta movida sin duda terminó fortaleciendo el nacionalismo cultural que ha vendido desde sus inicios y le ha permitido al Banco explotarnos sin consecuencias y quizás hasta con orgullo.
El especial navideño se diseñó como campaña de relaciones públicas con el fin, entre otras cosas, de sacudirse la imagen de monopolio que produjo la fusión con el Banco de Ponce, y celebrar el centenario de la institución como parte de su deseo por desarrollar el ángulo de nacionalismo cultural como imagen corporativa.
San Juan: más allá de las Murallas
La mas reciente producción del Banco Popular cumple con esa premisa de nacionalismo cultural y añade crédito a la división de relaciones públicas de la institución pues el producto que llega a la pantalla es de indiscutible calidad. Presenta una visión de la ciudad capital que nos llena de satisfacción y alienta el orgullo patrio. San Juan es el Segundo asentamiento en el Nuevo Mundo y su importancia geográfica la convirtió en el bastión militar, llave de las Indias. Su edificación gestó una ciudad obligada por los tiempos que floreció en cambios que la forman como una joya preciosa, porque lo es.
El documental que dirige Mariem Pérez Riera sirve para destacar tanto la extraordinaria belleza de la ciudad capital como para ilustrar los capítulos sobresalientes de su trayectoria, capturada con particular maestría por la fotografía de Santiago Benet Mari.
El guión de Jorge González y Kisha Tikina Burgos responde a una intención didáctica en que figuran Ismael Cruz Córdova como aprendiz y una serie de estudiosos que narran e interpretan los eventos críticos; incluye historiadores, sociólogos, y periodistas como: Francisco Moscoso, Libia González, Pedro Reina Pérez, Aida Belén Rivera, Andy Rivera, Lester Iván Nurse Allende, Ángel “Chuco” Quintero, y Jorge Rodríguez Beruff. La investigación preliminar a cargo de Martín Cruz Santos.
En un país que ha sido privado de su historia, ya sea por diseño o por accidente fortuito, la realidad es que es tan poco lo que se nos enseña y poco es el énfasis que se le adjudica en la formación de nuestra identidad. No debe sorprender que el documental llegue como una revelación, en mejor caso como ilustración que conecta eventos y sucesos cruciales para nuestra existencia.
La magia de la animación de imágenes y efectos especiales (diseñados por Render Room), las gráficas y el colorido son de Fernando Rodríguez y la compañía Dyad, las recreaciones de edificaciones históricas en 3D fueron creadas por Orlando Díaz nos hacen posible regresar a una isleta verde y despoblada como era el islote antes del “descubrimiento” y la cartografía una visión de esos primeros años en que Ponce de León se estableciera en Caparra.
La dramatización de episodios hace patente que no se escatimó en los detalles de producción, particularmente en el manejo del vestuario (Suzanne Krim) y el diseño escénico, efectivamente acentuados por una banda sonora (Luis Amed Irizarry y Omar Silva de Pasillo) minuciosamente ajustada a cada momento para acentuar el drama.
El pietaje fílmico y fotográfico de época revela una minuciosa investigación referencial y una selección efectiva de lo mejor que ilustra cada momento. El documental se lanza con igual temeridad a la dramatización de episodios e ilustrar sus protagonistas, sirviendo para ejemplificar la narrativa que nos exponen los estudiosos.
Desfilan ante nosotros en una hora con cuarentainueve minutos 500 años de historia, una compresión fílmica que no puede decirlo todo ni complacer a todos los referentes interpretativos. Tampoco hay duda de que la selección ha sido pertinente y que el modo de presentarlo ha sido magistral. Esto es un master class.
El Banco Popular hace explicito que no son suyas las opiniones que se expresan en el documental. Para nada están exentos los asuntos controversiales de poder, raza, religión y genero. Se abordan con la inevitable brevedad que requiere encapsular 500 años en hora y media, mi optimismo me obliga a pensar que la cinta también sirve de acicate a la curiosidad y procurar más allá de los que nos presenta el proyecto.
La inversión de fondos y recursos ha sido sustantiva, sugiere que no se ha escatimado para que el filme que llega a la pantalla sirva para realzar lo mejor de lo que somos y el talento excepcional que da sentido a nuestro ser. Que el Banco Popular (y los productores) han escogido bien el talento para proyectar su imagen queda claro. Lo han hecho con cada una de sus producciones Navideñas y lo hacen a excelente nivel con este documental.
Se dice que a grandes males, grandes remedios. Mas allá de las murallas es el remedio que nos ofrece la División de Relaciones Públicas del Banco Popular. No hay duda de que es una producción con todos los powers, lo mejor de nuestro talento enfrascados en dar la calidad de lo que somos. Cosa que logra con excelencia.
¡Y como sería esta vida de verdades y mentiras, si esa capacidad para escoger el talento que cuida su imagen se aplicase a sus gestiones financieras y sirviesen para el bienestar económico de ese pueblo al que tanto quieren!
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Copyright 2022 por José M. Umpierre. Imagen de protest cortesia del autor. Publicidad por Mas Alla de Las Murallas usado bajo “fair use” proviso de la ley de copyright.