El Toro y los Cuernos
Si bien es cierto que el tema de Puerto Rico anda figurando con alguna prominencia en los círculos de poder federal, está por verse si el movimiento nos saca, o no, del atolladero indigno del territorio no incorporado y las repercusiones fiscales de una colonia en bancarrota. Está por verse la proclama del Tribunal Supremo en cuanto a la Constitucionalidad de los nombramientos de Promesa y está por verse cómo se pronuncia el Comité de Recursos Naturales en torno a la Junta, la fluidez de los fondos de reconstrucción y la relación colonial.
Las señales no lucen alentadoras, con la inminente sospecha que los poderes no han de abordar el problema de fondo, que es la naturaleza de la relación política y económica de Puerto Rico con los Estados Unidos. Lo que significa más de lo mismo, que tras el aguaje y las buenas intenciones, todo permanecerá igual.
Con el río revuelto, la Comisionada Residente propone un proyecto para que el Congreso incorpore a Puerto Rico como territorio y oficializar un referéndum de estadidad sí o no, concurrente a las elecciones del 2020. De ser endosada, no sabemos por qué mayoría, la estadidad se otorgaría 30 meses después.
Es osada la Comisionada, eso hay que darle. Hace falta una dosis grande de desesperación para lanzarse una medida como esta y otras que se cocinan en el arsenal de estrategias pro estadidad, que incluyen viabilizar el voto de la diáspora.
La serie de acontecimientos, por acá y por allá no madura nada de dulce para el partido propulsor de la estadidad. Los escándalos sostenidos de corrupción, la impunidad y falta de acción consecuente, la presencia del FBI, destitución de su gobernador por descaro, la pachotada del aspirante, los contratos nepotistas que siguen saliendo, sin olvidar el ridículo de la última consulta, y mejor no hablar del desprecio explícito de Tromp y McConnell. No es que la estadidad esta a la vuelta de la esquina, para mi que está más lejos que nunca.
Además de que se trata de un camino muy cuesta arriba en el Congreso, mucho depende de cómo nos pronunciamos los Boricuas y cómo sería una consulta estadidad sí o no. Lo primero que se antoja es que cualquier consulta ha de ser vinculante, si no es otra tomadura de pelo. Segundo, que una consulta estadidad sí o no desatiende las alternativas descolonizaras y creo que nos corresponde el derecho que se nos ha negado. Por ende, me parece difícil que el Departamento de Justicia avale tal simplificación y encaminan el gasto a otra patraña para alebrestar las huestes.
El derecho a hacer futuro no se pide. En vista que se hace claro que no se nos va a dar por obra de la razón, ni de la providencia, es hora de que lo tomemos. Nosotros, el pueblo de Puerto Rico, organizado civilmente es asamblea descolonizadora, con una voz en el reclamo de vivir en paz con dignidad.
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