Burundanga de Zocotroco
Entre el Asombro y la Indignación
El domingo 16 de mayo, junto con cinco candidatos más, fue electo como “delegado” para “exigir” la estadidad en el Congreso Federal: Ricardo Rosselló. Para los que no lo conocen o conocen poco, este es el joven heredero de la dinastía que creó su padre como gobernador e ídolo del Partido Estadista. Con una juventud no excenta de controversia que se maneja como si la opinión pública fuese amnésica, el científico regresó al patio encumbrado en células madre y patentes chinas poniendo en marcha una ascendencia astronómica.
En la Isla irrumpió con fanfarria. El acomodo en la Universidad lo viví sin interlocución como parte del recinto donde solicitó ubicación. Nunca dudé la dificultad de reclutamiento de una persona de tan exclusivas calificaciones, ni del beneficio que la universidad adquiriese un investigador de ese valor. Pero desde siempre la movilización institucional tuvo un aire de favoritismo y acomodo.
Y mire usted si el investigador no tuvo presencia, ni hizo función ni gestión académica, durando meses antes de irse a otra institución más acomodaticia a sus requisitos y necesidades. Esto mientras preparaba su tesis política (pagada con fondos públicos), reclutaba y organizaba su base, con suficiente efectividad para colársele a veteranos experimentados. Y voló y voló y en la gobernación acabó.
Para gobernar se rodeó de una cuadrilla de jóvenes me imagino para validar el asunto generacional. Cuando el ruido se disipó, salió a relucir que no había nueces y lo habían vestido con hilo invisible. Y comenzó a patinar y patinar hasta el verano del ‘19 cuando se fue de bruces y renunció a la gobernación, fenómeno sin precedente en la política nuestra.
En su ausencia, en virtud de la mayoría de votos por el sí a la estadidad en el referendo de 2020, se llevó a cabo una consulta para elegir 4 representantes y 2 senadores que irán al Congreso Norteamericano a “exigir” la admisión de Puerto Rico como parte de la Nación. Para entender algo este fenómeno conviene hacer unos numeritos, que no mienten, pero suelen ser interpretados a conveniencia.
Si bien es cierto que el “sí” a la estadidad ganó con 52% de los votos, que es una mayoría, pues no está nada de lejos de mitad más uno, que es mayoría simple, podríamos decir mínima. Muy lejos de categórica, mucho menos contundente. Cuando le añadimos el hecho nada trivial de que la mitad de los electores no salió a votar, el 52% se hace 26% y está muy lejos de mayoría.
El gobernador hoy en funciones ganó las elecciones con 32% de los votos, significa 16% del electorado. Y ahora se están lanzando a este renovado Plan Tenesi después del fiasco reciente. Otra patraña que surge más de la desesperación de un retroceso patente y muestra de la desconfianza creciente en el liderato de ese partido, que no va de picada tan solo para su fanaticada cada vez más reducida.
El plebiscito de junio de 2017 que la estadidad ganó con 97% cada vez más luce como un absurdo, con solo medio millón de electores. Si en aquel momento la participación pareció baja, el domingo el PNP alcanzo, 100,000 electores y una tasa de participación de 4.54% – la más baja en nuestra historia.
Que algunos piensen que aquí no tenemos memoria ni sabemos contar, bueno, eso no es tanta sorpresa, pero que jueguen que allá tampoco es invitar al ridiculo. Más aún cuando quien más votos (write in a última hora que rememora su famosa expresión en el chat lapidario: cogemos de pendejos hasta los nuestros) obtuvo en la votación especial es una figura que carga el bagaje del aún joven Rosselló. Y aquello de que: la estadidad está a la vuelta de la esquina. I really and truly do not think so. Los estadistas con sus desatinos y desastres han logrado ponerla más lejos que nunca.
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Copyright 2021 por José M. Umpierre. Foto del niño copyright por el autor. Otros fotos en el dominio público.