Burundanga de Zocotroco
José M. Umpierre
MAS DE LO MISMO
Dos asuntos dominan la Burundanga Boricua en los últimos tiempos. Más que novedad, son de los que colman la paciencia; condiciones crónicas que, aunque distintas andan vinculadas. Adivinaron: el estatus y la corrupción.
Con los aspavientos grandilocuentes acostumbrados, anuncian que en DC han dado un bostezo junto con el nombre de la Isla y aquí se forma el correcorre de los pastores. Que Jennifer González y Nydia Velázquez lograron un acuerdo, que se propone un plebiscite vinculante, que se descartan todos los previos, que la formula del ELA se fue por un chorro.
Asuntos que avivan las pasiones y distrae un tanto la atención del natimuerto. De que se trata de otro ejercicio fútil estamos convencidos, igualmente agarrados a la esperanza de que no hay peor esfuerzo que el que no se hace y que es una batalla larga, a la que se abonan granos de arena.
Al final el día, no es mas que letras sobre papel, sujeto a un calendario largo y exigente, a sujetos y eventos, con fluctuaciones a esperar. Por tanto, me resulta un tanto desproporcional el alboroto porque allá en un Comité se han puesto de acuerdo. Acá las lecturas son mas graves pues la propuesta reparte golpes serios. A los PNP les invalida los plebiscitos previos. A los PPD los saca de consideración electoral.
Y mientras tanto, se discuten acusaciones por corrupción de las figuras políticas del más alto nivel, no ya alcaldes y legisladores, la gobernación misma. La exgobernadora pro tempore espera acusaciones por venta de influencias, como lo enfrenta el círculo nepotista del actual incúmbete.
Me queda claro que la corrupción no es única en el país y que en todos lados se cuecen habas, mas si se mira con algún detenimiento, se puede confirmar que aquí la cosa se ha ido poniendo peor. Es bien sabido que media un esquena institucionalizado de política que subsidian los partidos en lo que compete a donaciones de campaña, subastas y contrataciones que sirven para mover dinero e influencias entre los que se juegan los bienes. De una forma u otra, son muchos los hijos del muerto
El resto de los mortales contemplamos con esperanza, no se si fatua, que a todo lechón le llega su Navidad y los guaraguaos encuentran pitirres. Si de los lechones que la impunidad le ha servido para engordar dependiese nuestro sustento, tendríamos abastos de proteína por décadas.
El asunto es de dominio público; aparece en prensa con pesarosa frecuencia, hay leyes para atender los pormenores y por mayores, estudios históricos que lo rastrean y desentrañan, contenido de curricular a todos los niveles, instituciones del estado deliberadamente asignadas a cuidar la ética gubernamental, el FBI y la opinión publica pendiente. Aun así, se atreven. No en balde acumulan admiración y cuentan con fanaticada. Así de morbosa puede ser esta condición humana.
Imagínese cuan poderosa es la codicia y la osadía, la fijación con esa hormona que activa la trampa, inevitablemente revestida del delirio de: a mi no, porque yo soy mas listo. Aun cuando sabemos que estamos todos intervenidos y el precio de los tiempos es que el hermano mayor si esta velando.
Imagínese usted la imagen que eso dibuja de esta Patria para un votante del norte, tan diverso como es en regiones, costumbres e idiosincrasias políticas y religiosas. Considere que el senador Manchin aboga que la admisión como estado este sujeta a votación por el pueblo norteamericano. Nada digamos de los congresistas republicanos que tendrían que acomodar nuevas bancas para que tuviésemos representación.
La condición colonial sirve la función de lucrar metrópolis y las formas como lo ha hecho son de dudosa credibilidad desde su origen. El Nuevo Mundo y sus gentes son propiedad de los Reyes de España y Portugal porque así lo decidió el Papa Borja. Comencemos con esa patraña, acompañada muy de cerca con que el Gran Almirante, en su afán de lucro fue el primer esclavista del nuevo mundo y acaudalo para si todo el oro que pudo.
Que la historia de la conquista y colonización no es otra cosa que pillaje, atropello y abandono. El motivo del viaje era hacer fortuna y los gobernadores en su inmensa mayoría vinieron a enriquecerse lo mas pronto posible. Algo explica porque a los americanos los esperaron en algunos pueblos con la banda municipal.
De los americanos corruptos nada mas una muestra: Charles H. Allen, primer gobernador civil aprovecho y agravó las condiciones para el take over; devaluó la moneda, forzó quiebras reteniendo crédito y monopolizo la producción azucarera, dejando atrás 600 nombramientos para que le corrieran la finca. Se fue a Wall Street para convertirse en el Barón del Azúcar, para dar un ejemplo.
La laxitud colonial es un invitación y puerta abierta al tajureo; de eso tenemos siglos de historia y evidencia, por eso en el transcurso de nuestra historia no hemos logrado acumular caudal pues el caudal siempre se lo llevan. El sector de happy colonialist a los que el asomo de una reglamentación mas rigurosa es anatema para la anarquía del mas apto.
Acojo como entretenimiento las noticias de Washington, aplaudo a los insistentes que no cesan ante la futilidad y lamento recurrir al consabido estribillo: ruido parra las gradas. Un dulcecito para mantenernos entretenidos con la idea de que algo pasa, cuando no pasa nada, o casi nada. Pero aquí las columnas y editoriales no cesan. Por fortuna la mayoría dice: LO MISMO.
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