El arte difícil de hacer películas requiere se conjuguen temas y personajes que graviten atención; Hemingway y Cuba cumplen ampliamente con ese requisito. Hemingway es una de las figuras cimeras de la literatura del siglo pasado y un aventurero convertido en legenda. Cuba es nación protagónica en el acontecer histórico, estandarte del ideal revolucionario que por décadas lleva desafiando el bloqueo de los Estados Unidos. Esta película tiene el distintivo de ser la primera producción de Hollywood en Cuba desde que se inició el bloqueo y resulta propio atender el drama de los ultimos años que el escritor pasó en la Isla vecina.
La película narra la historia verídica de Denne Bart Peticlerk, un niño abandonado por su familia durante la Gran Depresión que se cría en un orfanatorio del que escapa para seguir la vida de escritor y aventurero llevada por su ídolo. A golpes se hace escritor y lo conocernos como joven reportero en Miami. Gracias al entrometimiento de una compañera, desesperadamente enamorada que remite una carta a Hemingway en Cuba, Denne recibe una invitación a pescar en Cuba con Hemingway. La acción se lleva a cabo al cierre de los años 50, cuando se acentúan las confrontaciones entre las fuerzas Batistianas y la Revolución.
La iniciativa de la producción la acoge Bob Yari, un productor independiente de origen Iraní radicado en Los Angeles, que cuenta con una extensa cadena de créditos como: Crash, The Ilusionist, Hostage y The Painted Veil. En esta ocasión acoge la dirección y la ocasión de marcar el precedente de colaboración entre La Habana y Los Angeles. La película se basa en el guión de Denne Bart Peticleclerc, quien fuera afectivamente adoptado por los Hemingway y postulado como el personaje de Ed Myers que interpreta Giovanni Ribisi. La cinta cuenta con un reparto principal de figuras experimentadas. Adrian Parks, un actor con extensa trayectoria en teatro y televisión, interpreta al envejecido Hemingway, reclutado no dudo por el asombroso parecido con el escritor, junto con Joely Richardson que interpreta Mary, su cuarta esposa.
La película tiene un sentido maravilloso de autenticidad que brinda la fotografía de Ernesto Melara, la filmación en la Finca Vigía hogar del laureado y conflictivo escritor, los detalles de época, la lancha Pilar minuciosamente mantenida, los automóviles de los 50 y los personajes secundarios son puro vintage. Lamentablemente, es poco lo bueno que se puede apuntar del resto, pues falta en lo sustantivo. Papa es una de esas cintas en las que sale uno de la sala con un sentimiento mixto que provoca la mezcla de aciertos y desaciertos.
El guión responde más a la fórmula que a la inspiración, tiene altas y bajas que dificultan delinear una evolución dramática efectiva, recurriendo a frases gastadas, otras me resultaron francamente hilarantes. En momentos dramáticos que la protagonista declare: ”I try not to be a bitch, but I can’t help myself” me arruinó la intensidad requerida por el momento.
La película revela la turbulencia del escritor, la intensidad con que se pueden conjugar la atracción y el rechazo, el ciclo vicioso del abuso, la angustia de la pâgina en blanco y la impotencia, así como motivos y enemigos que contribuyeron a las tribulaciones del gran Papa.
Situaciones como esas deberían rendir un drama absorbente, sin embargo las actuaciones tiran la cinta por la borda. Adrian Sparks tiene un parecido extraordinario al escritor, pero su ejecución carece de profundidad y autenticidad. Lo mismo sucede con Joely Ricardson que parece reír y llorar, odiar y adorar a Hem, mas por que la situación lo requiere que por convicción afectiva.
Es difícil sostener una narrativa cuando el protagonista es un personaje monótono, contenido y unidimensional como el de Ed Myers que delinea el director. Giovanni Ribisi, contrario al giro sorpresivo y novedoso que ha dado a sus personajes previos, en este caso carga un tormento y una sobriedad que no libera ni con los excesos etílicos de su mentor. La pesadumbre absorta del personaje igualmente matiza su relación con la hermosa Minka Kelly como un apéndice tristemente desapasionado. Los personajes secundarios carecen de sustancia para que tuviesen alguna relevancia. Resulta lamentable que la dirección de Bob Yari se disipó en desequilibrios, focalizando más la apariencia que la esencia dramática.
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Copyright 2016 por José Umpierre.