¡Vaya con los accidentes del destino! Coinciden el 11 de junio de 2017 el Desfile Puertorriqueño en Nueva York y el Plebiscito para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico en la Isla. Dos fenómenos que en este año particular, sirven para ejemplificar esa Burundanga en que se forja nuestra identidad. Recuerdan la coincidencia de que acogimos la Constitución del Estado Libre Asociado en 1952 el mismo día de la invasión, el 25 de julio de 1898. Ayudan explicarnos las contradicciones y paradojas con que se forja nuestra cultura.
El Desfile
El Desfile de Nueva York se reconoce como la manifestación más grande de la diáspora Boricua, una expresión multitudinaria que por 60 años lleva celebrando la patria desde lejos. Este año con el lema de: Un Pueblo, muchas Voces. Con anterioridad la organización se había mantenido al margen de lo político; este año la cosa ha sido distinta. La proclama de Oscar López Rivera como Héroe de la Libertad ha desatado otra controversia divisoria en que la “abrumadora mayoría” de los auspiciadores retiraron su patrocinio, denunciando el desatino de honrar a un “terrorista”. El gobernador del estado de Nueva York rehusó asistir, el cardenal por primera vez no recibió a los organizadores en la Iglesia de San Patricio, el alcalde asistió pero no saludó, la policial y hasta los bomberos retiraron su tradicional participación.
Que López Rivera rechazara el reconocimiento y se apuntara para marchar como ciudadano poco parece haber aplacado la ira. A escasos días del evento, la Cámara de Representantes de Puerto Rico aprobó una resolución repudiando la Junta Directiva del evento por honrar a un terrorista, porque aquí somos muy respetuosos de la ley y el orden. Claro que en esta Isla del Encanto hablar de terrorismo es asunto muy parcial e igualmente divisorio, pues media un historial de atropellos de la derecha que no pasarían impune si otras fuesen las realidades. Y dígame usted como se cataloga la supresión de la democracia y la reiteración de un régimen de sumisión a una Junta Imperial.
Resulta lamentable que se opaque el mérito de los demás homenajeados como Gilberto Santarosa, Iris Chacón, Mónica Puig e Iván Rodríguez que figuran entre los 20 reconocidos y nos han brindado otras satisfacciones menos discutidas. La prensa reporta que el evento se celebró con un notable incremento en seguridad y menor asistencia. Que curioso, en ello esto coincide con el evento electoral en la Isla.
El Plebiscito
En principio un plebiscito es una cosa buena, representa uno de los métodos que tiene la democracia para consultar a los que el gobierno debe servir. En la práctica ha sido tema de abuso y conveniencia y para que funcione, particularmente en un país como el nuestro, ante un tema como el estatus político, adquiere una particularidades muy tropicales, folklóricas y coreográfiacas.
La historia de consultas se remonta a Eugenio María de Hostos, una formula que acogió José De Diego y que ensayó por primera vez Muñoz Marín para validar la Constitución del Estado Libre Asociado en 1952. Desde entonces se han celebrado varias consultas; cinco con ésta.
En 1967, el entonces gobernador Roberto Sánchez Vilella celebró un plebiscito. El Estado Libre asociado obtuvo 60% de los votos, la Estadidad 30% y la Independencia .06%. Debe aclararse que dicha consulta tuvo la abstención de los independentistas que la tildaron de colonia por consentimiento. El descontento de los estadistas con los resultados creo una incisión en el Partido Republicano que dio margen a la aparición del Partido Nuevo Progresista, que ganó las elecciones de 1972 rompiendo la hegemonía Popular y marcó el primer triunfo electoral de un partido pro estadidad.
El 14 de noviembre de 1993 se celebró una segunda consulta sobre el status, promovida por el triunfo del Partido Nuevo Progresista y la insistencia del gobernador Pedro Rosselló, que llevo a cabo dos plebiscitos durante su incumbencia. Los resultados de ese año fueron: Estado Libre Asociado – 49%, Estadidad – 43%, Independencia – 4%.
El 13 de diciembre de 1998 se llevó a cabo otra consulta – sin duda la más controversial pues la inconformidad con las alternativas llevo a los Estadolibristas a un boicot oficial y a la inclusión de una columna adicional identificada como: ninguna de las anteriores. La Estadidad obtuvo un 47% de lo comicios, la Independencia 3%y la Libre -asociación .03%. La quinta columna, de ninguna de las anteriores tuvo un 51% de los votos. Burundanga.
A la insistencia del entonces gobernador Luis Fortuño se llevó a cabo otra consulta en 2012, en esta ocasión concurrente con las elecciones generales. Las opciones en la papeleta cambiaron y en esta ocasión se consulto: ELA si o no; luego cual de las opciones no territoriales se favorecía. El ELA, obtuvo 46% si, 54.% no. El 61% prefirieron la estadidad como formula no territorial, 33% un ELA soberano y 6% por la independencia. Otra Burundanga.
El plebiscito de 2012 sí movió algo, el entones presidente Obama se conmiseró con alguna simpatía y aprobó $2.5 millones para otra consulta con ánimo de que sí fuera vinculante. Igual corresponde apuntar que, al momento de la quiebra, los tres poderes federales tuvieron poco empacho en proclamar el carácter colonial.
La nueva administración Trump y su Departamento de Justicia decretaron, días previo al evento, que la papeleta inducía error en cuanto a las garantías de ciudadana y requirieron la inclusión del estatus territorial como opción. Oiga que esto no hay que leerlo entre líneas, el mensaje es claro. Al Departamento de Justicia poco les concierne eso de ciudadanos de segunda categoría y pueden vivir con fungir como imperio. Como si para nosotros eso fuese algo nuevo. Lo nuevo es que se proclame con tanta claridad.
Los resultados del plebiscito del 11 de junio de 2017 no son nada menos que impresionantes. 97% de la población que salió a votar endosó la estadidad con 502,612 votos. Por la Independencia votaron 7,727, un 1.7% y por el territorio 6,794 votos, un 1.6%. Claro que debe considerarse que de 2.2 millones de electores solo fueron a votar un 22%. En un país con una tradición de participación de 80% es muy significativo un 78% de abstención y constituye una dato que desacredita la victoria, aunque se abracen al rigor de que en una democracia cuentan los que votan. Uhuu. Continúa acumulándose la Burundanga manifiesta en la negación, esa aptitud requerida a los políticos que impide ver más realidad que la que conviene. Malabarismo que hacen todos, enfocando unos los resultados, los otros en el contexto.
No cabe la menor duda a este ciudadano, que el pueblo le dio la espalda a la consulta. Ya sea por el posicionamiento de las agrupaciones políticas o por la convicción de que esto era una pérdida de tiempo, por resistencia y porque fue otro ejercicio de futilidad. Lo que resulta asombroso, muy indicativo de nuestra cultura política es que nadie perdió; todos ganaron.
Naturalmente que el Zocotroco lo entiende de forma muy distinta: todos perdimos. La más fácil de explicar son los millones que se tiraron por la ventana. Y a ver como ello queda en la memoria de las huestes y no huestes. Los ganadores de un 97% perdieron pues apenas lograron movilizar a su base y con 22% de la población no van a ninguna parte. Ello representa un retroceso de los votos que obtuvo su candidato en los últimos comicios y una reducción de 300 mil de los obtenidos por la estadidad en el último plebiscito. Igual perdieron los que se adjudican 78% de los resultados, reclamando autoría de la abstención.
Debe tenerse en cuenta que todas las consultas cuentan con titulo decisivo: NO DETERMINANTES. Quiere ello decir que ninguna ha contado con el compromiso del Congreso Estadounidense de acoger los resultados. Desde de tiempos inmemoriales todos los portavoces han dicho que toca a los Boricuas decidir lo que queremos; con esa nos han mantenido dormiditos. Con el agravante de que los mensajes que hemos emitido, si algo demuestran es la incapacidad de ponernos de acuerdo. Mientras seguimos divididos, la consecuencia resulta ser la comodidad de la inmovilidad si es usted yanqui, todo lo contrario si usted es de acá y siente y padece esta situación.
Porqué llamarse a engaño cuando lo que nos hace falta es ponernos de acuerdo y movernos a una acción consecuente, pues ésta de eso no ha tenido nada. Los triunfadores prometen un Plan Tennessee que cumple con su estrategia de campaña; los adversarios anticipan que en Congreso se les van a reír en la cara. Al final pagamos los que nos quedamos en la inmovilidad. Y yo sigo con la pesadumbre de hasta cuándo, y la esperanza de que no puede haber tanta Burundanga sin solución.
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Copyright 2017 por José M. Umpierre. Foto de Oscar López Rivera usado con el “fair use” de la ley copyright. Todos los demás fotos en el dominio público.