Burundanga de Zocotroco
El Valor relativo de las cosas
Ni santos, ni próceres, ni luz eléctrica
Ahora, cuando comenzamos a levantar cabeza y la vida empieza a salir del encierro, acontecen coincidencias que sacuden la conciencia. Fenómenos que confirman la extraordinaria vulnerabilidad de la condición territorial y lo ajeno que estamos los dolientes de ejercer alguna influencia.
En busca de alguna explicación a los acontecimientos reencuentro el patrimonio y su valor como concepto recurrente en estos tiempos cambiantes de neoliberalismo predatorio. Patrimonio es el conjunto de bienes y derechos, cargos y obligaciones pertenecientes a una persona, cultural o física o jurídica. Se suele hablar del patrimonio como la herencia por la pertenencia a una familia. Pero también hay patrimonios de los individuos por ser miembros de una comunidad; está el patrimonio cultural, el histórico y el arquitectónico. Toca incluir la riqueza mineral, vegetal, asi como la belleza del entorno, playas, bosques y reservas para el disfrute publico. En los lugares que se manifiesta más excelso, se declara patrimonio de la humanidad.
El asunto es, dada la nebulosa condición territorial, cómo se contabiliza nuestro patrimonio, particularmente en momentos de la crisis que vivimos y la idiosincrasia política prevaleciente. La deuda pública es una tara que forma parte de nuestro patrimonio, las atrocidades administrativas que nos han traído hasta aquí son parte de nuestra historia, como lo es la impunidad con que se ha llevado a cabo, sin que los que roban y comprometen el futuro queden como pascuas. Razón angular por la que nuestros bienes y haberes están en discusión, así como el valor de éstos, que son inmensamente afectados por los podres y recursos con que se cuenta. Para ello, con la bendición de la Junta de Supervisión Fiscal, se lleva a cabo la desacralización y la entrega de un patrimonio que debería ser una inversión en las posibilidades de un mejor futuro.
El Estado
La instauración más burda del neoliberalismo en su afán privatizador. Una teoría política y económica enfocada en disminuir la función del estado, apoya la libertad económica del libre mercado con pilares en la privatización y desregulación. La adopción de esa política la hace patente en la privatización de los servicios de salud, aeropuertos, muelles, telefonía, carreteras y transportes marítimos.
El tema de mayor resonancia en la Isla es el traspaso (a principios de junio de 2021) de la Autoridad de Energía Eléctrica, la corporación pública a cargo de generar, distribuir y facturar electricidad a la Isla a la corporación Luma Energy. Y mire que si aquí tenemos dotes; ¡hemos logrado quebrar el monopolio que nos suple la energía vital! Cómo se llego hasta aquí ha sido el tema de repetidos análisis, para este ensayo el asunto es otro. Lo importante es que la respuesta que ha emitido el gobierno, con el aval de los Cónsules, es la privatización. El traspaso a manos corporativas de un haber de nuestro patrimonio a intereses particulares. Imagínese usted vender una corporación en quiebra, con deudas que no puede honrar y un historial de desatinos que han hecho patente su inadecuacidad.
Añade a la controversia el gigantesco apagón que aconteció el jueves 10 de junio en que la parte noreste de la Isla se quedo sin energía eléctrica debido a un incendio en la planta central de Monacillos. Un alegado accidente en que vuelan las sospechas. Nada saludable para una opinión pública y una oposición en vela y pie de marcha.
El Sistema de Educación Público, particularmente la Universidad de Puerto Rico, por compartir la rubrica ha sido objeto de similar ensañada en la reducción de sus recursos, con las consecuencias del descredito de programas académicos esenciales, como el de neurocirugía. Con el mero argumento que la formula resultaba excesivamente onerosa para el asunto de la deuda se ha reducido el presupuesto de la institución de 9 a 4.5 millones. El subsidio que el estado estuvo haciendo como parte de un proyecto de movilización social y creación de oportunidades con una educación superior de excelencia llevado al traste.
La Iglesia
Coinciden con las noticias de la privatización del servicio eléctrico con la venta que hace la Iglesia Católica del Palacio Arzobispal y el Seminario Conciliar de San Ildefonso en San Juan a Propiedades Ceiba LLC por 8 millones, obligada por la incapacidad de pago de las pensiones de los educadores y empleados de colegios católicos. El Seminario Conciliar se constituyó por encargo del primer obispo puertorriqueño, Juan Alejo de Arizmendi, con el propósito de proveer un centro de estudios para jóvenes con vocación sacerdotal. El Seminario pronto se convirtió en un centro importante de educación pública para la formación de quienes más adelante fueron figuras destacadas del quehacer local. Entre estas figuras podemos mencionar a Alejandro Tapia y Rivera, Román Baldorioty de Castro, José Julián Acosta, Tulio Larrinaga, Cayetano Coll y Toste y José Celso Barbosa.
El Seminario Conciliar es sede del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe que fundase don Ricardo Alegría, lo que le añade un significado esencial a lo del patrimonio; no solo por la persona de su fundador, figura cimera el rescate de nuestra cultura, como una institución docente e investigación de excelencia que fue restaurado por su fundador. De momento un centro del saber de excelencia se convierte en espacio de oficinas y quioscos. La escritura de venta no da cuenta de que las propiedades son monumentos históricos y están protegidos por la Oficina de Conservación. Además de que aparentemente la Iglesia los recibió en herencia hace casi dos siglos con la clausula de que no fueran vendidos.
¡Y pretenden que uno no se INDIGNE! Este es el camino brillante de la recuperación, desvalorizando lo que tiene valor y entregándolo a precio de quincalla ante deudores que no pueden perdonar. El Estado se despide de una joya de la corona y atenta contra otra. La controversia esta viva, el país dividido y en vela ante el servicio y la respuesta de la Luma. Y si este es el camino de los servicios esenciales y la riqueza arquitectónica e histórica del país, imaginases el resto de sus bienes públicos.
Mientras el hacha va y viene y el asunto del Estatus descansa en la gavetas del Comité de Asuntos Territoriales, en los altos círculos de finanza internacional se discute una política que ha comenzado a resonar en la Isla por sus implicaciones. La propuesta de una tasa mínima de impuesto global que atiende directamente los paraísos fiscales, diseñados para atraer capital con las ofertas de mínima tributación que ha sido la Piedra angular y miope de nuestro desarrollo. Si los ministros de finanzas de los países más poderosos lo endosan y los congresos lo hacen política, (que no son tema de certidumbre,) pues aquí se acabo el pan de piquito. Esto es un aguijonazo de impaciones constantes y sonantes que se añade a los dolores de cabeza que el sistema federal tiene que pasar por insistir en la dichosa condición territorial. Tanto cae la gota en el cántaro…
Ni santos, ni próceres, ni la luz eléctrica se salvan aquí en estos días.
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