Diáspora, si me escuchas…
No reclamo más poder que el derecho a la opinión y la libertad de expresarla. Aprovecho el privilegio de un espacio público para hacer un llamado urgente a la Diáspora, ese sector amplio de Boricuas que residen más allá de los mares y que conservan indisoluble una identidad que nos marca y distingue. Una comunidad hermanada por familia y ancestros, marcada por imagenes y vivencias anidadas en la memoria y los sentidos que claman pertenencia a esta patria.
Un pueblo disperso en tantos estados: Nueva York y Jersey, Connecticut, Illinois y Florida entre muchos más; puestos juntos los de allá (4.6 millones) son más de los que residimos en la Isla (3.3 millones). Esos sí ejercen los derechas plenos de la ciudadanía, votan y cuentan con representación de sus distritos. Una fuerza política que, visto lo delicado del panorama norteamericano, puede y debe ser electoralmente decisiva.
No soy amigo de lo vitriólico y me asusta la grandilocuencia, pero la situación es muy seria. El presidente Donald Trump ha tratado a Puerto Rico con dejadez y despecho, sin desestimar el menosprecio que ha hecho a la posición que ocupa. Si no proceden las gestiones de residenciamiento, la responsabilidad cívica comprometida con la razón es sacarlo de oficio.
Y los puertorriqueños radicados en los Estados Unidos pueden tener una participación fundamental en una acción como esa. Urge la inscripción de lo no-inscritos, la vigilancia contínua de las tretas para limitar la participación y la activación, cuanto menos con el voto. El momento reclama la inserción, de la manera que cada cual lo entiende, congruente con su espíritu y su estilo, requiere el abandono deliberado de la indiferencia, el orgullo de solidaridad y el movimiento.
El margen de adversidad no es desdeñable; vivimos empecinados con un individualismo muy burdo y es tan fácil dividirnos en lo sacro de mi opinión. Las posibilidades de coalición las facilita un presidente que se desborda en la conducta más errática y el sentido de urgencia de que hemos visto lo peor. Pero cuidado, también aprendimos que cuando las cosas están muy mal, se pueden poner peor y una re-elección no es imposible.
Hermanos del otro lado, por favor hagan lo que no podemos hacer acá . Saquen a este bárbaro del poder, pónganse de acuerdo, activen todos sus recursos, movilicen lo inmóvil, lo que sea para que ese personaje deje de poner a riesgo la vida de individuos, atentar contra la verdad y socavar las instituciones.
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Copyright 2019 por José M. Umpierre. Foto del desfile en el dominio público; publicidad para votar usado con “fair use.”