Decir que el rio esta revuelto es faltar grandemente a la verdad. La cosa esta que arde y no anda más encendida porque las protestas en la tierra de los libres han entendido que la violencia es el camino de la derrota. Señal de ello son las manifestaciones que se han dado en todas las ciudades principales de los Estados Unidos y el modo en que se aúnan la diferencias en una sola voz.
La situación es compleja y son varios los agravantes. Se han combinado una pandemia fuera de control y un mal social de inmensa cola; aparece en un video de abuso policiaco como otro síntoma del racismo. El homicidio de George Floyd bajo la rodilla de un policía se ha convertido en símbolo y catalítico de una opinión pública que se levanta indignada ante el atropello.
En nada ayuda una economía paralizada por la cuarentena que dictan las medidas de seguridad, con un desempleo de 40 millones y las reservas de dinero federal repartiendo dadivas y prestamos con tal de mitigar el desastre. En nada ayuda que el comandante en jefe sea un bárbaro, ignorante y narcisista que no tiene idea de como opera el gobierno, mucho menos las relaciones externas; un promotor del caos que cava su tumba sin dejar de entorpecer y escandalizar.
Como reparación de los agravios se lleva a cabo la remoción de los símbolos de opresión y el reconocimiento a las figuras de la historia que atraviesan la revisión de los tiempos en que la intolerancia a la barbarie se ha hecho parte del momento. Hace un tiempo que los héroes del sur, Jefferson Davis, Robert E. Lee y Stonewall Jackson son parte de los 114 monumentos que han sido removidos de lugares públicos por ser exponentes de la desigualdad racial, dispuestos a ir a la guerra para preservar la esclavitud. La Academia Norteamericana de Historia en 2017 declaro: “ la remoción de monumentos no es borrar la historia, es mas bien alterar o llamar la atención a la interpretación previa.”
Las estatuas del almirante Colon también están bajo asedio por abusivo con los nativos y símbolo de la explotación colonial, con repercusiones en Bélgica, Inglaterra y Nueva Zelandia. Teddy Roosevelt ha de dejar de cabalgar sobre el nativo y el africano frente al Museo de Historia Natural de NY, Princeton acaba de quitar el nombre de Woodrow Wilson a su Escuela de Relaciones Publicas e Internacionales y Yale discute su titularidad que proviene de un traficante de esclavos. Washington, Jefferson ni Lincoln se salvan de los reclamos por esclavistas y apunta Montero que hasta a Cervantes han traído abajo.
Acá en la patria nuestra, el próximo 11 de julio el Gobierno Interino de la Nación Boricua ha citado a reclamar la remoción de las estatuas de Colon y Ponce d León. Yo añadiría todos los adefesios besaculisticos que descansan en la parte sur del capitolio, porque aquí hacer escala es suficiente para que le levanten una estatua a cualquier presidente.
Si esto fuese el punto crítico y el momento de viraje para revisar el contenido nefasto de la cultura, pues claro que hay que comenzar con las raíces ideológicas y sus manifestaciones jurídicas, que son después de todo, las que rigen en el ordenamiento de la sociedad de “ley y orden”. En ello Puerto Rico queda directa y explícitamente aludido en ese racismo en la inmensa medida que somos un territorio con ciudadanos que carecen de la plenitud de los derechos que adjudica la Constitución.
La revisión debería considerar los casos que el Tribunal Supremo de Estado Unidos recién han determinado que no tienen pertinencia, al menos al análisis de los nombramientos de la Junta de Supervisión Fiscal. Si tuviesen los honorables el oído en la tierra, tal vez estén dudando de la sabiduría de su determinación. La doctrina de iguales pero separados que emana de esa corte sirve para las leyes de segregación y a los principios de porque en los Casos Insulares se nos reduce a territorio no incorporado, no empece a la protesta de ese sector que ha sostenido la acusación del atropello. Si al coloso no le hace mella el asunto del racismo, su origen y sus secuelas, seguiremos bajo el mandato de la Clausula Territorial. Si lo que anda pasando tiene verdaderas repercusiones, constituye otra ventana de oportunidad para alcanzar la descolonización.
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Copyright 2020 por José M. Umpierre. Imagen de Black Lives Matter usado bajo “fair use” proviso de laley copyright. Los otros imagenes estan en el dominio publico.