Resulta penoso contar y difícil de creer el camino pesaroso de una cultura que procura tocar fondo. Los eventos recientes en torno a las primarias de los partidos mayoritarios que se celebraron el pasado domingo 9 de Agosto es evidencia que se suma al deterioro del aparato institucional que intenta gobernar en Puerto Rico.
Al día de hoy miércoles 12 el caso se encuentra ante el Tribunal Supremo de Puerto Rico, con múltiples demandas de los candidatos afectados y querellas exigiendo la destitución inmediata de su presidente y camarilla. Así andan las cosas, con la culminación de una primaria en veremos, tras la incapacidad de celebra el evento en la fecha que se había señalado. ¡Que extraordinaria vergüenza!
Se suma a una secuencia sostenida de desastres que han insistido en abultarse para atentar en contra de nuestro bienestar más básico. A juicio de este anotador, los traspiés graves comenzaron en los 1970 cuando contrario a señalamientos sensatos se decidió proceder en contra del sentido común y cuadrar la nomina cogiendo prestado, con la ilusión de que era un escolle temporero y que pagamos cuando ganemos. Esa política sostenida por las administraciones de turno nos pone en la jalda abajo que nos trae hasta aquí.
La situación es delicada; el camino de desaciertos le abona a una ingobernabilidad que es lo que más nos lesiona. La capacidad de autogobierno es el porque permanecemos en la Clausula Territorial; si la situación no toma un curso radicalmente opuesto al camino que llevamos, jamás dejaremos de ser propiedad sin ser parte. Para un optimista empedernido, decir eso es un asunto verdaderamente doloroso, por ser conceptual deja de ser una soberana joda.
Puerto Rico, que presumió de parangón de democracia en su momento, evidenciando que el más elemental de los derechos se atiende con diligencia y eficiencia. El colapso del sistema electoral en las primarias se añade a una serie de desaciertos que demuestran la incapacidad del gobierno para gestionar el bienestar, ejemplos elocuentes de ello son: irresponsabilidad en el manejo de la deuda publica, impotencia ante la quiebra, un clientelismo político que conduce a los partidos a una corrupción institucionalizada que lleva décadas de impunidad del pillaje, las respuestas tardías y politizadas ante fenómenos naturales, ineptitud en el conteo de cadáveres, insuficiencia de pruebas en el manejo de el coronavirus. Evidencia sobra de un desgobierno, agravado por un aparato dominado por partidos enfrascado en pugnas fratricidas de fétida flatulencia.
Para agravar el caso, el día de las primarias, una semana después de un voto adelantado que también fue un desastre por la cantidad de gente que se quedo sin ejercer su derecho soberano. Oiga, es que aquí el voto ha sido y es un asunto importante. Menguados como resultan los derechos plenos por la subordinación colonial, los boricuas nos hemos abrazado al voto como un ideal loable y si de participación fuera el criterio, pues que vengan los del norte a ver como se moviliza un país para ejercer su derecho.
La Comisión Estatal de Elecciones, un cuerpo institucional de abundantes recursos para salvaguardar la solemnidad del voto, con un presupuesto envidiable y tres años para preparar el trabajo de tres días, fracasó rotundamente al no poder cumplir con un calendario/horario de trabajo preciso que requiere cumplir con la Ley Electoral. Los materiales algunos llegaron, otros llegaron tarde, otros no salieron; los ciudadanos esperaron y esperaron, ante la insistencia de sus lideres que no abandonaran las filas.
Como parte de la controversia no se han divulgado oficialmente resultados, mas allá de los filtrados (que no son pocos) de las candidaturas, ni de la participación. La primaria resulta un atisbo de lo que es la fuerza electoral de los partidos y media morbosa curiosidad sobre su trayectoria. Dicen los que saben que por encima de un millón de votos combinados seria señal del empuje que le queda a los partidos Popular Democrático y Nuevo Progresista.
Yo en mi osadía digo qué si se moviliza medio millón, van en coche. En medio una pandemia insistir en que activar las huestes es una barbaridad, a lo que se añade la deshonrosa trayectoria de ambos partidos, mas interesado con revalidar para administrar lo que la Junta de Control Fiscal autoriza.
El producto de los desatinos del domingo es que los resultados quedan a la sombra de la desconfianza, incrementando la suspicacia donde no debía haber. La Constitución del ELA propone que el voto ha de ser universal, igual, directo y secreto para que sea un ejerció de la consciencia libre de coacción. El evento del domingo y el modo como transcurrió evidentemente lacera esa máxima y de inmediato se radicaron demandas que el Tribunal Supremo se apresura por dilucidar.
Elemento ineludible en la secuencia causal del desastre primarista es la aprobación reciente de una Ley Electoral a destiempo y con la oposición feroz de todo el que no fuese del partido de gobierno. El reemplazo directivo y nuevos nombramientos se leyó claramente como ese intento burdo de los partidos triunfantes de remplazar con los suyos y desautorizar todo lo previo típico del sectario intolerante. Las implicaciones de esa determinación se vienen acumulando por meses como otra crónica de un desastre presagiado.
El afán triunfalista y la soberbia los ha llevados a meterse en todas las cúpulas con el criterio malsano, así lo hacen en todas las agencias y así lo han hecho con instituciones de supuesta autonomía como la Junta de Gobierno de la Universidad, el mismo esquena que con la Comisión Estatal de Elecciones. Todo lo hemos mirado con desconcertado asombro, pero en esta se les fue la mano y se metieron con una institución que salvaguarda el rescoldo de dignidad que nos queda. Y aquí estamos, con todos los medios colmados de indignación y anticipo que le castigo ha de ser ejemplar, si es que aprender pudieran.
Igualmente, controversial resulta que los presidentes de ambos partidos, ambos candidatos, se personaran a la Comisión a decretar la paralización de los procesos. La cantidad de chinches que le han caído por lo que luce un acto legal e imprudente; a ver como se las arreglan con su sobrevivencia política después de esta embarrada.
El Tribunal Superno tiene ante si la determinación de: comenzar desde cero la primaria, determinar cuando se lleva a cabo y si ha de divulgar los resultados. Si alguien duda quien reparte el bacalao, la Junta de Supervisión Fiscal aprobó 1.25 millones para completar el requerimiento democrático. Sin titubeos y de inmediato.
El Tribunal Supremo de Puerto Rico determinó el Miércoles 12 de agosto que los votos que los emitidos el domingo 9 de agosto serán validados y que las primarias continúan para el próximo domingo, 16 de agosto, que las personas que no pudieron ejercer su derecho el día original de las primarias podrán participar del evento este próximo domingo y que no se revelarán los resultados de los preliminares, hasta que culmine el proceso primarista.
El Tribunal dispuso que la Comisión Estatal de Elecciones deberá tomar las medidas necesarias para comenzar puntualmente las votaciones en los colegios restantes y divulgar prontamente los resultados de todos los votos emitidos posterior a que culmine la votación. “Esperemos que, a nombre de la democracia, no haya más fallos, ineficiencia, errores ni dilaciones. Cualquier otro resultado o desviación a lo aquí intimado sería claramente inaceptable.”
La sombra ominosa recae sobre las elecciones en tres meses, que es un proceso infinitamente mas complejo que unas primarias. La Comisión de Elecciones De inmediato va a enfrentar varias renuncias sin heredero aparente y la urgencia de satisfacer la logística de la continuación de la primaria, una elección general y un plebiscito, sin que al día de hoy existan candidatos. Así anda la democracia borriqueña, soñando con mejores días.
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Copyright 2020 por José M. Umpierre. Fotos del Trinunal Supremo cortesia del autor. Los otros fotos en el dominio público.