Omarosa
En estos tiempos revueltos en que el escándalo es asunto cotidiano y resulta cada vez más difícil encontrar a quien creer, se añade el libro de Omarosa Manigault Newman, ex ayudante de La Casa Blanca en Washington. Que sean brochazos más que pinceladas, al momento ha creado otra controversia en los medios masivos en el retrato grotesco del presidente Trump.
El sentido básico de elegancia me inhibe de elaborar epítetos y adjetivos, aunque en mi mente se desbordan. Como tantos, me siento cautivado por el fenómeno Trump por el modo en que desafía mi modo de entender la realidad en que vivimos. Mas eso no es el asunto crucial; la ex asesora Manigault Newman ha puesto sobre el tapete lo que muchos vimos y sentimos ante la respuesta a la emergencia que provocó el paso de los dos huracanes.
Resulta poco simpático que la información llegue en una bandeja tan controversial, y que se discuta su credibilidad. Pone en terreno pantanoso lo que podemos adjudicar a sus alegaciones, particularmente las que tocan esta Isla del Encanto. Nos obligan a recurrir a lo que vivimos y la medida que la experiencia valida lo que sentimos y lo que significa.
Alega Manigault Newman en su libro Unhinged que el general John Kelly atentó contra sus esfuerzos de ayudar a Puerto Rico en la reciente crisis y que acusó al gobierno en bancarrota de la isla de intentar explotar la tragedia para obtener dinero de Washington, aprovechar el huracán para que EU pagase los costos de reconstruir el sistema eléctrico. Igual señala que el General y el Presidente con frecuencia se referían a los puertorriqueños en términos despectivos (omite cuales, aunque no son difíciles de imaginar) y critica la conducta del Presidente en su visita a la Isla. Afirma que igual que en Charlottesville, todo es asunto de sí mismo. Cita al Presidente: ‘La población devastada me adora! He sido injustamente perseguido por la prensa’. Y añade ella: “Su carencia total de empatía es malo de por sí, pero yo creo que muchos de los problemas y tardanzas en hacer llegar ayuda a PR fueron parcialmente políticos”.
Con toda la carga de atribuciones que se le haga a la credibilidad de la ex ayudante, y el odio que en nuestra cultura le damos al chota, yo creo todo lo que ella dice. La subestimación y el desprecio viene desde la jurisprudencia de “separados y desiguales”, viene de estar sujetos a la Clausula Territorial y viene de la raigambre racista que forma parte del tejido cultural norteamericano y de su Presidente. La manifestación más reciente sirve para confirmar lo que algunos han sostenido siempre y muchos se niegan a reconocer.
Las declaraciones reflejan un sentimiento profundo de desdén y desprecio por Puerto Rico y los puertorriqueños; no es de todo el mundo, pero el racismo ahora lo hacen patente las figuras de mayor autoridad, en un momento crucial en que median nuestras vidas. El recuento de muertes a raíz de los eventos sí exceden la pérdida de vida en Nueva Orleans con Katrina y la ex asistente no descarta que parte de los motivos de La Casa Blanca sea castigar a la gente de Puerto Rico para dar una lección a la alcaldesa de San Juan. Y esto, de ser cierto es muestra de mala voluntad y nos lleva a contemplar que la la cantidad de muertes en función de la dejadez ejecutiva si tiene una connotación genocida.
Se repite la historia del 1901 tras los huracanes, que comparan en fuerza con los recientes. En 120 años de historia han habido altas y bajas en cuanto al trato y ayuda, y a juzgar por la virulencia con que se expresa Omarosa, el menosprecio alcanza un nuevo high. ¿Más claro lo quiere? ¿Habrá que deletrearlo?
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Copyright 2018 por José M. Umpierre. Foto de Omarosa utiizado bajo la licencia de Creative Commons, credito: Gage Skidmore. Portada del libro Unhinged utilizada bajo “fair use” de la ley de copyright.
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