Migración Boricua
La migración ha adquirido mueva prominencia a raíz de la situación económica internacional y las tensiones en el Medio Oriente, un tema en que Puerto Rico figura de forma destacada por particularidades muy propias. Somos una patria dividida en dos países, los residentes de allá (Estados Unidos) y los de acá. Por primera vez en nuestra historia, los de allá comienzan a ser más que los de acá, y la población de la Isla ha disminuido.
El estudio de la población es un asunto crucial, es la ciencia que establece la categoría más rudimentaria y concreta de cuantos somos, esencial para edificar la imagen de lo que somos. Se estima que la población de indígenas a la llegada de las naos en 1493 era de 100 mil, reduciéndose aceleradamente en el próximo siglo. En 1510 se reportan 300 españoles y en 1646, 8 mil, por lo que es razonable afirmar que la población creció muy lentamente en los primeros dos siglos. El Siglo 17 fue de aislamiento, atraso y pobreza; es en el Siglo 18 cuando comienza un crecimiento poblacional, mucho en función del Informe de Alejandro Reilly que abogaba por liberalizar las leyes para habilitar asentamientos; de 44 mil habitantes en 1765, la población crece a 70 mil en el censo de 1766.
El Siglo 19 comienza con 155 mil y cierra con 953 mil. Desde entonces hasta tiempos recientes, la población ha manifestado una tendencia de crecimiento. Durante el Siglo 20 la población siguió creciendo aceleradamente, alcanzamos 1.5 millones en 1930, 2.3 millones en 1960, en 2010 éramos 3.8 millones y desde entonces se ha ido reduciendo. En 2010 la población de Puertorriqueños viviendo en Puerto Rico era de 3,5 millones, en los Estados Unidos residen 4.6 millones.
La migración que se reporta en los tiempos de España fue poca. El comercio con los Estados Unidos había comenzado y algunos Boricuas se trasladaron a ciudades del Norte para facilitar el intercambio. De 1898 y 1940 la migración a los Estados Unidos se considera escasa, estimada en 90 mil habitantes que se re-ubicaron en el Norte durante ese lapso.
De 1940 a 1950 la tasa saltó de 8.8 a 19.9 entre 1950 y 1960, siendo el índice más alto en la historia previa, con un promedio anual de 47 mil emigrantes. En los últimos cinco años, (2010 a 2015) la migración se ha vuelto a acelerar. Entre julio de 2013 y 2014 salieron 61,099, entre julio de 2014 y 2015 salieron 86,650, para un aumento de 69%. Entre el 2010 y 2014 el promedio anual de salidas fue de 53 mil, sobrepasando la cumbre de la migración anterior en 1950 cuando alcanzó 47 mil. La diferencia entre la ola migratoria de los 50 y la actual es que entonces se iban con menos edad y escolaridad.
La Dra. Maria E. Echautegui reporta detalles reveladores en su estudio La Fuga de Cerebros. Los datos revelan que desde 1970 media una tasa de migración (% de nacidos en Puerto Rico que residen en Estados Unidos) sostenida. La fuga de los más capacitados es asunto preocupante; una cuarta parte de los puertorriqueños nacidos en Puerto Rico con grado universitario residen en Estados Unidos. Se destacan los médicos y los ingenieros, que tiene las tasas más altas de salida y el doble de las probabilidades de migrar.
Y porque se van? Se aduce que mucho tiene que ver con las leyes y políticas migratorias, demanda de mano de obra, gestiones de reclutamiento, salario mínimo, así como la capacidad de absorción y el tamaño de los mercados. Median también las relaciones históricas y políticas entre los países.
El factor determinante que posibilita la migración Boricua acontece en 1917 cuando el Acta Jones nos convierte en ciudadanos norteamericanos y nos abre las puertas a los Estados Unidos. La transportación ni las condiciones económicas presentaban posibilidades para relocalizarse, hasta la década de los 40, cuando acontecen grandes cambios. El aeroplano se convierte en una forma accesible de viajar y la economía de allá atraviesa la expansión de la postguerra.
En la Isla se pone en marcha la Operación Manos a la Obra, un modelo de desarrollo que abandonó la agricultura y se acogió a una industrialización que nunca alcanzó vuelo para emplear la mano de obra, mucha de la cual comenzó a desplazarse. Primero del campo a la ciudad y luego de la ciudad al Norte. Y así se formaron comunidades Boricuas, sobre todo en la ciudad de Nueva York que en 1946 tenia 40 mil Puertorriqueños y en 1952 tenia 58,500. Igual llegamos a Chicago y a Milwaukee, a Lorraine y a Dover, Hartford y Bridgeport, donde nos hemos hecho espacio en las comunidades más pobres.
El 2006 marca el inicio de una ola migratoria que amenaza en perfilarse como gran éxodo. El fín de los beneficios contributivos contribuyó (influyó??) a la salida de empresas, el crecimiento económico se tornó negativo con una tasa alta de desempleo y la migración vuelve a intensificarse. Entre las razones que señalan los profesionales de salud que abandonan Puerto Rico figuran:
Remuneración poco gratificante
Incertidumbre sobre el futuro
Debilidad de infraestructura, equipo y de material de trabajo
Horarios rígidos y jornada prolongada
Pocas oportunidades para el desarrollo profesional
Mala gestión de los servicios de bienestar del personal
Posibilidad de mejorar la capacidad económica
Estabilidad laboral – Oportunidades de carrera
Inseguridad personal y familiar
Condiciones de vida (tributos y seguros de impericia, costo de electricidad, transporte, vivienda)
Compatibilidad de idioma
Mejores oportunidades escolares
Las implicaciones graves que ello tiene para el estado y la economía las propone Sergio Marxuach, director del Centro para una Nueva Economía. “La disminución en la población es señal de una sociedad enferma donde la gente no tiene suficiente fe en el futuro para incrementar el tamaño de la familia o comprometerse a vivir a largo plazo.”
Las medidas que se han propuesto para atender la deuda no le añaden en lo mas mínimo al lustre del país ni al orgullo de como repartimos justicia. Despedir empleados, aumentar los costos de la electricidad, agua y gasolina, los impuestos sobre la propiedad, las ventas y los pequeños negocios, reducir pensiones y beneficios de salud y cerrar escuelas son un castigo directo y abusivo a la clase trabajadora. Quien va a querer vivir en un país donde el estado se embrolla y pretende que paguen los asalariados.
No pretendo tapar el cielo con la mano y bien entiendo los motivos de los que se van, mis dos hijos viven en el Norte. En Puerto Rico son escasas las oportunidades, el presente esta marcado por la fuga y el futuro poco alentador. No tenemos autoridad ni control sobre nuestras fronteras en aduanas, ni naturalización. No me atrevo ni a pensar si lo tuviéramos seria mejor o peor, estoy seguro que seria distinto. Lo que si podemos abordar es como todo esto cala en nuestra identidad e imagen. Mejor aún, que nos toca hacer para recuperar el país de justicia y equidad donde la gente quiera vivir.
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Copyright 2015 por José M. Umpierre. El Foto de Manos a La Obra se usa por el proviso de “Fair Use.” Todos los demas fotos estan en al dominoi público. Nota: La mayor parte de mi vida laboral la hice en la Escuela de Salud Pública, donde tuve el privilegio de compartir con el profesor José L. Vázquez Calzada, maestros de demógrafos que generase mucha de la información que aquí se presenta. Igual tiene deuda con la Dra. Rosa Pérez Perdomo, colaboradora fraternal de siempre.