Hartos
Muy lejos estoy de visionario, mi capacidad predictiva usualmente no aplica a más allá de mañana, excepto en escasas ocasiones. Estoy convencido que una de las frases mas odiosas en el léxico es: te lo dije. Más aún cuando se rememora un acto de pragmatismo que vibra disonante en la memoria.
Tanto fue mi descontento y mi anticipación ominosa en torno a la candidatura de Ricardo Roselló, que presté mi voto al candidato contrario, desfavoreciendo la ideología con que mejor me identifico. Confieso que ganarme titulo de “melón” a los 70 años no es disonancia que me agrade ni simpatice, lo justifico como una acción desesperada ante un presentimiento fatídico.
Que hoy las cosas estén como están no es gran sorpresa, es más bien la continuidad de una catástrofe encaminada por tanto desatino. Que el país haya puesto su fe en un joven sin experiencia laboral ni política, heredero de una dinastía cuanto menos controversial, producto de una aristocracia criolla en que esta país insiste en depositar su confianza, con un historial de juventud que buenas medidas se tomaron para maquillar, y enardecido con la soberbia del poder, ésto ha resultado ser una formula explosiva. Estalló en fuego, gases lacrimógenos y gas pimienta frente a su residencia.
¿Resulta sorpresivo el curso de los acontecimientos? Claro, que mirando en retrospectiva es mas fácil, mas se puede reconocer una cadena causal que nos trae al asedio al palacio de gobierno. No es la primera vez, el levantamiento Nacionalista en contra de la Constitución del Estado Libre Asociado en 1951 generó confrontamientos sangrientos.
Las cosas han cambiado mucho; entonces el factor precipitante fue la Constitución, ahora fue el “chat”. Y vaya con este chat, que ya tiene un lugar en la historia de este país. Su contenido confirma las peores expectativas. Es tan mordaz, soez y grosero que ha levantado a un pueblo que todavía algunos comentaristas insisten en tildar de dócil. Vaya usted a ver las confrontaciones y dígame cuan dócil es este pueblo; pacíficos y sandungueros sí, pero también salimos de un volcán con lava. Tomar la calle en el reclamo de su dignidad y la expresión de su indignación tiene el mismo eco de todas las capitales del mundo en las que se ha manifestado la indignación de un pueblo.
Mucho mas allá de vulgar, el contenido es cínico; y lo es en un momento de catástrofe y penuria. ¡Cuán provocativo se puede ver en el margen de indignación y coraje que este episodio ha desatado! Se puede apreciar en la movilización de la más multitudinaria de las manifestaciones (100,000+), así espontánea. Cuando el plato está lleno, una gota rebasa el borde de la tolerancia. Excepto que ésto no fue una gota, aquí le cayó una piedra al plato y está salpicando en todas direcciones. Bueno sería que fuese sopa.
El gabinete disuelto, el Secretario de Estado salió corriendo antes de cumplir con la fecha de renuncia. Los asesores inmediatos investigados por el FBI por corruptos, el representante ante la Junta de Control Fiscal, gone. El Secretario de Hacienda, gone. Y si mueve a la Secretaria de Justicia al Departamento de Estado para que lo sustituya, también gone. La ex Secretaria de Educación, encausada por corrupción, el Secretario de Salud investigado. Los alcaldes de su partido en su contra, así como los legisladores. El partido mayoritario de oposición está de plácemes y con escasa carisma.
El escándalo que ha provocado ocupa de lleno el contenido de los medios masivos y sociales de comunicación y contribuye a una movilización sin precedentes. Lo fascinante del fenómeno es la mutisectorialidad. No creo que medie momento en la historia de este país (y eso es un decir bien grande) en que tanta gente de tan diversos sectores se hayan puesto de acuerdo para exigir la renuencia del gobernador.
El asunto se ha teñido de resonancia internacional; de todas partes del mundo llegan reclamos. No se diga la reacción de Washington que ha servido para validar la posición a dado gusto en una de sus muy escasas validaciones a costa nuestra del Presidente de mal administrados y derroche de fondos (que el gobernador ha validado), y del chair de la Cámara Representante Grijalva quien desde el Comité de Recursos Naturales ha pedido la renuncia del Gobernador Roselló. Lo mismo ha dicho el liderazgo del Partido Demócrata y el Presidente se sigue dando gustos. El escándalo ha sido noticia prominente en el New York Times y el Washington Post. El descomunal bochorno resulta ser ajeno, pues el aludido insiste en que se queda.
El fenómeno que se ha gestado lo ha hecho el pueblo, convocado primero por los sindicatos, luego por los artistas, mayormente los jóvenes, agobiado por la desesperanza de una oferta de salario mínimo de $4.70. La pluralidad de la respuesta incluye el sector feminista insultado por la procacidad insultante de los charlatanes, la comunidad LGBGT igualmente objeto de los comentarios homofóbicos que desenmascararon a la camarilla de gobierno. Y han llegado de todos los pueblos y todos los sectores, todas las edades, individuos, familias y grupos con la urgencia apremiante de poner algún detente a un descalabro mayor.
Cada minuto se hace evidente que la alternativa para aliviar la indignación es la renuncia. Pero eso es precisamente a lo que el gobernador se resiste. Y si mostró su inmadurez y falta de sentido en la selección del boys club con que pretendió hacer obra de gobierno, hace patente tal terquedad al no renunciar, que lo anula e imposibilita que haga gobierno. Y sabemos que el desgobierno nos lesiona a la corta y a la larga.
Insistir en esa terquedad es ahondar en el dolor y la desesperanza de un pueblo abatido por causas naturales y humanas. Las heridas de Irma y María no han cicatrizado, los 12 años de crecimiento económico negativo mucho tienen que ver con que se nos vaya lo mejor del nuestro talento y hacen la sobrevivencia económica difícil ante un cuadro de escasez, precariedad y contracción. La quiebra del gobierno y el nombramiento de la Junta son pesares que se añaden a la carga del Boricua y nos va a pesar por décadas. Y encima aparecen esta trulla de renacuajos repartiéndose los fondos del estado a manos llenas con favores y contratos. Óigame, que aquí el que no se indigna es porque ha sido favorecido, o tiene piedra en el corazón y le corre el hielo en las venas.
Aquí estamos hartos de tantas cosas. Estamos hartos del partidismo voraz y las ideologías estériles. Hartos de una estadidad prometida a la vuelta de la esquina y un ELA culminado, hartos de una independencia que no alcanza el 5%. Estamos hartos de los corruptos y los politiqueros, de los mentiroso que se ofrecen para acomodarse y acoger los beneficios de la zafra. Estamos hartos de un colonialismo voraz que cada vez se transforma para procurar su beneficio al costo del nuestro. Estamos hartos de la impotencia de no contar con los recursos esenciales de una democracia: el voto y la representación. Estamos hartos de migajas, de traficantes de poder y cabilderos que procurar intereses mezquinos.
En ello resulta crucial lo que aprendamos de todo esto. La medida en que esta experiencia se anida en la memoria y en la consciencia, y como contribuye a dar un paso al frente, mejor es subir un peldaño. El desafío inmediato me resulta en qué y cómo puede cada cual añadir integridad y transparencia a la política, la economía y las finanzas, como podemos demostrar que sí nos podemos gobernar, o al menos aprender de lo que es el desgobierno, pues las lecciones son más que elocuentes.
______________________________________________
Copyright 2019 por José M. Umpierre. Foto de Rosello en el dominio público. Otros fotos copyright por Sofia Bastidas y usado con su permiso.