Burundanga de Zocotroco
S.E.D.A. o no S.E.D.A.: ese es el dilema
Las congresistas Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio Cortez recién han sometido el proyecto con el nombre de: Puerto Rico Self Determination Act of 2020 (SEDA). El proyecto propone que el Congreso autorice un proceso de autodeterminación para el territorio de Puerto Rico mediante una asamblea constitucional de estatus.
La propuesta reconoce el poder inherente de la legislatura de PR para convocar una convención de estatus dentro de un proceso de autodeterminación. El proyecto requiere legislación local para viabilizar la celebración de una Asamblea Constitucional y la elección de delegados y delegadas. Además de ser avalado por el Congreso de los Estados Unidos, se requiere la creación de una comisión negociadora, que significa el reconocimiento de la autoridad que la Convención del año 52 no tuvo, como un ejercicio de soberanía propia para acordar los términos aceptables de alternativas fuera de la clausula territorial.
!Boom!
Una manera de calibrar la magnitud e importancia de un evento es la cantidad de gente que sale al paso, mejor aun, el colorido de los epítetos que surgen para calificarlo. Y aquí yo, con animo de no quedar fuera, pienso que esta es una movida de grandes posibilidades. En estos tiempos convulsos que en la Nación Norteamericana se discute el tejido de su espíritu, acosada por la violencia racial y la inconformidad con la torpeza e ineficiencia del estado, resulta contextual que se incluya en la agenda la condición colonial de Puerto Rico.
Hace un tiempo que la piedra en la bota se convirtió en molesta, el curso ascendente de acontecimientos lleva a pensar que muy molesta. El apacible sosiego del territorio de ultramar, de menor prominencia en lo pretérito, dio un giro decisivo en 2015 cuando se proclamó la bancarrota y se nombro la Junta de Supervisión Fiscal. Y no es que atravesamos la vergüenza ante el mundo de ser mala paga, es que concurrió con un colapso ideológico e institucional progresivo que lleva un tiempo acumulándose.
Gobernable no es ni ha sido una de las virtudes de nuestra cultura. El abandono de una metrópolis remota, el autoritarismo de una política norteamericana impuesta sin ambages por medio siglo y la autonomía interna que se nos diera, para luego quitarse ante el desbarajuste, habrán tenido momentos de gloria, pero no se traduce cabalmente que el estado ha servido al pueblo. La cantidad de riqueza que se expropia, la insuficiencia de desarrollo con el desempleo, la pobreza y desigualdad consecuente para nada aportan al sentido de ciudadanía ni se puede reclamar razonablemente que el estatus nos ha servido bien, al contrario, mucho es lo que el estatus se beneficia del pueblo. Por ello la inconformidad con lo insostenible y la voluntad creciente de cambiarlo.
Aquí acogimos la forma republicana de gobierno y verdaderamente valoramos el voto; las leyes se acatan, pero no se obedecen. Y si el Tribunal Supremo ha dado señales recientes de efectividad y prudencia en defensa de lo judicial, no que se puede decir lo mismo de la legislatura, embarrada hasta la coronilla en corrupción y un brazo administrativo sumido en ineficiencia, justo cuando aprieta la necesidad.
La estocada al Estado Libre Asociado dejó sin plataforma ideológica a un Partido de mayoría, que anda corriendo como gallina sin cabeza. Que el Partido Nuevo Progresista siga insistiendo en la estadidad como quimera alcanzable es otra ilusión muy aparente, a cualquiera que no tenga el corazón del rollo. El sector disperso de independentistas de seguro dan la bienvenida al ejercicio de autodeterminación por lo que han estado abogando desde siempre.
Resulta muy claro que las opciones que se han adoptado en el pasado para atender el tema del estatus han fracasados. Las consultas plebiscitarias, en que tanto se ha insistido, no nos han movido en más dirección que el sectarismo y la pujanza de hacer valer lo mío. Y entonces aparece esta opción, que no es nueva pero que si tiene un termino crucial que no ha tenido ninguna de los ensayos previos: vinculante. Esa es la novedad y créame que no es poca cosa pues es lo que hasta el presente ha estado ausente.
Los apologistas de la estadidad no han tardado en saltar al ruedo con los señalamientos más tajantes: un ejercicio de distracción, refugio de políticos derrotados, asunto de segunda importancia ante los asuntos apremiantes de la deuda, la pandemia y la caída estrepitosa de la economía. Un analista considera que el proyecto es contra natura y la propuesta es absurda por desmerecer la voluntad reiterada de los puertorriqueños expresadas en las dos consultas recientes; y el nombramiento de procónsules para un complot ideológico, los costos de otro cuerpo. Igual se tilda de la decisión de pocos sobre la de muchos, violentando el derecho al voto directo. De veras?
Imposible se me hace contener una respuesta. Argumentos de esta naturaleza sugieren la desesperación, tanto, así como para negar lo propuesto, particularmente el carácter vinculante que se ha incluido. Y ahora que se propone un proceso de descolonización con los recursos y mecanismos para salir del atolladero, la respuesta de muchos es que no, y con insultos y engaños incluidos.
Resulta claro que la Asamblea de Estatus es un organismo creado por el voto y sujeto al voto como forma de validación de sus conclusiones. ¿Que si son procónsules que han de adoptar las definiciones? ¿Cuándo más hay que decidir de las opciones? Lo que sí esta pendiente son las implicaciones de cada una, y si los partidos políticos no tienen sustancia para responder en el acto, pues no han hecho su asignación.
Declara un columnista que aquí nadie sabe lo que es una Asamblea Constituyente, que es una perogrullada que incomoda, además de tildar a su autor ciego o ignorante. El mecanismo lo propuso Hostos en 1899, Albizu en 1923 y Muñoz en 1943. En Asamblea de Estatus se aprobó la Constitución del Estado Libre Asociado y desde 1985 el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico viene proponiendo la Asamblea como mecanismo para atender la condición colonial.
Queda claro que no se puede celebrar antes de tiempo; que apenas tenemos un proyecto de ley pendiente al tramite congresional donde habrá de atravesar severo escrutinio. Y claro, que permanecemos muy atentos al curso de la propuesta; el revuelo que ha causado, y seguirá causando, me sugiere que esta no es una golondrina y anticipo que seguirán llegando otras. Lo valida la declaración del presidente del Comité de Asuntos Territoriales Raúl Grijalva: “El debate de Puerto Rico tiene que ocurrir y va a ocurrir.”
___________________________________________
Copyright 2020 por José M. Umpierre. Todos los fotos usados en el dominio público.