Peligro Inminente

Puerto Rico importa más del 80% de los alimentos que consume.
En 2012, en Puerto Rico habían 13 mil granjas; en el censo agrícola reciénte se registran entre 8 y 10 mil granjas; una disminución sustantiva de la cifra reportada para 2012. Al presente, el sector agrícola de la economía puertorriqueña reporta aproximadamente 0.62% del producto bruto interno, que produce el 15% de la comida consumida localmente. Puerto Rico importa más del 80% de los alimentos que consume. La dependencia alimentaria es el riesgo más peligroso y complejo que enfrentamos por ser asunto de salud personal y colectiva, así como asunto de identidad.
Una realidad que debería ser escandalosa, mas parece que son pocos los que se inmutan. Que la actividad agrícola constituya una fracción tan ridícula de nuestra producción es un peligro inmenso e inminente. La triste consecuencia de un abandono imperdonable por andar en pos de arreglos políticos y quimeras económicas. La magnitud de la adversidad no puede ser accidental; luce como una conspiración orquestada en que hasta los astros se alinean para rendirnos dependientes en tan alarmante grado.
No fue tanto tiempo atrás cuando la agricultura era un pilar económico de país con una parte sustantiva de la fuerza laboral. Recuperar esa fuerza no es posible con los salarios de miseria que se han aprobado. Si alguna legislación es necesaria es una de protección a la producción local restando a las importaciones.
Taínos

Los Taínos utilizaban técnicas agrícolas sostenibles en roza y quema, donde despejaban áreas de bosque para cultivar, luego descansar la tierra.
No siempre fue así. La agricultura en Boriquén era parte fundamental del modo de vida de los nativos; el cultivo era una actividad comunitaria que se colaboraba en la siembra y cosecha para la subsistencia y el comercio. Los Taínos utilizaban técnicas agrícolas sostenibles en roza y quema, donde despejaban áreas de bosque para cultivar, luego descansar la tierra para su recuperación y mantener la fertilidad del suelo.
Los taínos cultivaban: la yuca (esencial para hacer el casabe), maíz, batata, maní, piñas, guanábanas y aguacates. Tenían conocimiento de las plantas y los ciclos agrícolas, seleccionar las semillas, cuándo sembrar y cómo manejar las cosechas para maximizar la producción;”. Su gestión era respetuosa con el ambiente y en armonía con la naturaleza.
La llegada de los europeos fue devastadora para la agricultura taína. La introducción de nuevas enfermedades, la explotación y el cambio de cultivo alteraron las prácticas tradicionales y contribuyeron al declive de la población taína.
Colonia Española
Con la colonización, la agricultura se sitúa como una de las principales actividades económicas de la isla; vital para la subsistencia de la población y producto de exportación.
Los invasores introdujeron el azúcar, el café y el tabaco. La caña pronto se convirtió en el cultivo más importante y se establecieron plantaciones impulsando el desarrollo de ingenios azucareros que dependían del trabajo esclavo.
Durante el Siglo XIX, el café se constituye en uno de los principales productos agrícolas y la Isla se convirtió en un importante exportador mundial. Aunque la caña de azúcar dominaba, los agricultores cultivaban: maíz, yuca, frutas y verduras, que contribuía a la dieta local y a la economía. La agricultura impulsó el desarrollo de infraestructura en la isla; caminos y puertos, para facilitar el transporte de productos.
En el el siglo XIX, la agricultura ocupaba el 70% de la tierra cultivable y la Isla era autosuficiente en: arroz, tubérculos, maíz, algodón, cacao,, cocos, pimienta, plátanos, tabaco, tintes de vegetal, café, azúcar, piñas y vainilla siendo un pilar de la economía.
Territorio Americano

Para el siglo XX las tierras costeras fueron dominadas por la caña de azúcar.
A principios del siglo XX la agricultura en la Isla atravesó cambios significativos con a la ocupación estadounidense en 1898. Se implementaron nuevas políticas y se promovieron los cultivos de azúcar y el tabaco. Para el siglo XX las tierras costeras fueron dominadas por la caña de azúcar. Al mismo tiempo comenzó la industria del ganado en el interior de la Isla.
La dependencia de cultivos de exportación rindió la economía agrícola vulnerable a fluctuaciones en el mercado.
En 1900 se aprobó la ley de 500 Acres para evitar que los grandes intereses económicos se adueñaran de la mayoría de los terrenos agrícolas de Puerto Rico. Limitaba las corporaciones a poseer un máximo de 500 acres, mientras se imponía el 25 por ciento de la tarifa a todos los productos importados de Puerto Rico a Estados Unidos y viceversa.
Respondía a la preocupación de que la Isla se convierta en una propiedad de las corporaciones absentistas estadounidenses. La Ley fue letra muerta en las primeras décadas del siglo XX.
Los intereses azucareros y los poderes políticos fortalecieron a las centrales azucareras, que lograron apropiarse de miles de acres y generar millones de dólares en ventas en medio de la Gran Depresión.
La política de monocultivo precipitó la reducción de los acres destinados a la siembra de vegetales, viandas y otros productos alimenticios. Comenzó entonces al absurdo de que la mayor parte de los alimentos que los puertorriqueños consumimos depende de la importación.
Estado Libre Asociado

El gobierno implementó políticas de industrialización y desarrollo agrícola para modernizar la agricultura.
El gobierno implementó políticas de industrialización y desarrollo agrícola para modernizar la agricultura buscando diversificar la producción y fomentar la autosuficiencia alimentaria. Se crearon programas para apoyar a los agricultores locales, incluyendo subsidios, formación técnica y acceso a financiamiento. En el 1935 se aprueba la “Puerto Rico Reconstruction Administration (PRA)”, dividiendo en parcelas muchas de las tierras agrícola.
La transformación agrícola de Puerto Rico comenzó con la aprobación de la Ley de 500 acres 26 de 12 de abril de 1941, una legislación que procura fomentar el desarrollo agrícola y la producción en la isla con prácticas sostenibles y que protejan el medio ambiente. Permite a los propietarios de tierras agrícolas obtener beneficios fiscales y subsidios si cultivan o desarrollan sus terrenos para la producción de alimentos,
En la década de los 1950s la agricultura continuó jugando una función crucial en la economía de la isla con 45% de la fuerza laboral empleada dentro del sector. En 1994 se estableció el Plan de Reorganización para crear una estructura que responda a las necesidades de los agricultores y el bienestar de Puerto Rico que no han rendido frutos.
La agricultura en Puerto Rico enfrenta retos significativos: la competencia de productos importados, la siembra de cemento y un cambio climático que está afectando la agricultura local con huracanes más intensos, sequías y cambios en los patrones de lluvia. A pesar de la adversidad, hay un creciente interés en la agricultura sostenible y la producción de alimentos orgánicos. En los últimos años, ha habido un creciente interés en prácticas agrícolas sostenibles y orgánicas.

los agricultores están explorando nuevos cultivos incluye la producción de frutas tropicales, hortalizas y hierbas aromáticas.
Los agricultores locales están trabajando para revitalizar las tradiciones agrícolas y fomentar una mayor producción local. Igual ha surgido un interés en la agricultura urbana. Los huertos comunitarios, jardines verticales y cultivos en espacios reducidos han ganado popularidad, promoviendo la producción local de alimentos frescos y accesibles.
A medida que el mercado global evoluciona, los agricultores están explorando nuevos cultivos que puedan ser rentables; incluye la producción de frutas tropicales, hortalizas y hierbas aromáticas que pueden ser comercializadas localmente y en mercados internacionales. La conciencia de la agricultura local ha aumentado entre los consumidores. Esto ha llevado a un mayor interés en los productos locales, así como a iniciativas educativas que fomentan la comprensión de la agricultura y la alimentación saludable.
Los cultivos orgánicos son una garantía de protección ambiental y seguridad alimentaria. Los alimentos producidos localmente son más ricos en nutrientes y están menos sujetos a fluctuaciones de precios internacionales y costos de transporte. Reducir la dependencia alimentaria significa mayor estabilidad económica; el sector agrícola puede generar miles de empleos directos e indirectos. Consumir lo que producimos conecta nuestra identidad con nuestra economía y aumenta el orgullo por lo nuestro.
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