Burundanga de Socotroco
José M. Umpierre
Se avecina a paso galopante el evento crucial para nuestra maltrecha democracia colonial. El compromiso con reflexiones sobre la cultura obliga a lo ineludible, con penas y reparos. Confieso que me pienso creativo, con seria aversión a la repetición. También pienso que la opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno, a veces parece que más. Y entre los grandes haberes de nuestro sistema, medía una libertad de expresión que con la apertura de la era digital, todo el que quiera tiene su fotuto.
En un entorno como Puerto Rico, donde la política es deporte nacional, es inevitable ser otro animal político. Ante el dilema de: para que decir cuando tanto se ha dicho, más aún cuando la perspectiva es funesta y el futuro se pinta en escenarios cuanto menos tristes. Visto que estoy aquí, me justifico con el desahogo, el descargue de la frustración, la indignación y la necesidad de buscar ilusiones y esperanzas.
Es mi parecer que nuestra cultura política vive en el pantano de la inmovilidad, condenada a un : ahí te quedas hasta que cambien los tiempos. En lo interno, se gestan fenómenos que no pueden pasar por alto. El desgaste del bipartidismo y el decaer de los partidos Popular y Nuevo Progresista es una realidad constatada que no amerita mucha elaboración. Lo confirma los resultados electorales recientes así como la existencia de dos nuevos Partidos Victoria Ciudadana y Dignidad, que han alterado el panorama nacional. Y si la inmovilidad es la norma en cuanto al status en el congreso o como asunto prioritario en la agenda federal inmediata, pues la conmoción en el patio es la orden del día.
Desde 1940 hasta las de 1964, el PPD fue el partido dominante. En las elecciones de 1952 ganó con 64.9%, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) obtuvo el 19% y el Partido Estadista Republicano (PER)12.9%. PER perdio todos los municipios y distritos en 1964, dando auge al Partido Nuevo Progresista, defensor de la asimilación como estado federado. El PNP ganó ocho elecciones entre 1968 y 2020 el PPD ganó 7.
El discurso Muñocista, el progreso económico de postguerra y la persecución redujeron el voto independentista, que ha resurgido con la figura de Juan Dalmau. La condena del Estado Libre Asociado como fórmula inconsecuente por la Ley Promesa y la puñalada al corazón de la democracia Boricua con la Junta Fiscal, son derrotas irrevocables que dejan al PPD sin ELA, un liderato carente de carisma, sin más retórica que: somos menos corruptos. El PPD, a mi sentir, no levanta ánimo ni para fiestas patronales.
Con todo el poder político de su mayoría y gobierno, la esquina a la vuelta donde espera la estadidad al Partido Nuevo parece más lejos que nunca. En la agenda del Congreso no tiene ninguna resonancia, imagínese (que no suceda) que Trump gane en EU. Y de ser Harris, a ver si su benevolencia liberal apoya una Constituyente.
La Asamblea reciente del Partido Nuevo se inició bellaqueando y terminó con la candidata a la gobernación invocando a Dios como su guía. Hay dulce para cafres y fundamentalistas; una mogolla para que cada interes tenga su navidad.
Los apagones, el aumento en los costos de todo, la pérdida acelerada de población, el deterioro de los servicios de salud, la lentitud de la reconstrucción y la corrupción son realidades que contribuyen a la decepción y la búsqueda de opciones fuera del continuismo. Media también una nueva generación de jóvenes votantes que no vivieron los tiempos de Muñoz, , Ferré, Hernández Colón y Romero Barcelo, que le ha tocado más hueso que masa.
No puede pasar por alto que Dalmau saltó de 2.5%, en 2012, a 14%, en 2020. Victoria Ciudadana, que sacó 14%, en 2020, decidió apoyarlo. PNP ganó ese año con 33% de los votos. Haga usted la cuenta. Bien sabemos que las encuestas y lo números son materia de interpretaciones e ilusiones, que los datos que cuentan de verdad son los de las elecciones, cuando no media un bárbaro a la puerta.
Falta poco para que termine la incertidumbre. El situacion es fluida y el cuadro incierto. Algo puedo asegurar: dentro de lo mismo, todo ha de ser distinto. ¿Quien prevalezca? No se, siempre es un misterio. Tengo mis preferencias, respeto las ajenas y me revienta decir y que me digan que hacer. Estoy cansado de miedos y retrancas, merecemos el aliento de algo nuevo y mejor.
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