El deceso de Bader Ginsburg, Roe v Wade y la re-elección de Donald Trump
El deceso de Ruth Bader Ginsburg deja un enorme vacío en el Tribunal Supremo, amenaza una de las libertades de la mujer más preciadas, la de tomar decisiones respecto a su propio cuerpo, y crea un escenario adicional de conflicto y posible estrategia para atornillar a Trump en la presidencia.
Mucho se ha escrito y más aún se escribirá sobre esta diminuta gigante de la jurisprudencia estadounidense, muchos de cuyos logros han tenido repercusiones más allá de sus fronteras. No abundaré sobre lo que redactarán personas más conocedoras que yo.
Lo que más me preocupa es el anuncio de entrada de Mitch McConnell de considerar al/los candidato/s que someta Trump para reemplazarla antes de que termine el año, revirtiendo su propia política no escrita de no aceptarle una nominación idéntica a Barack Obama en el 2016.
Aunque la votación no ocurra antes de las elecciones, el Senado podría votar durante la sesión de noviembre del Supremo. Si confirmase a un juez conservador, el balance del Supremo cambiaría a 6 conservadores y 3 liberales.
Una de los primeras solicitudes que harán algunos de los estados más conservadores será la revocación de la ley Roe v Wade, que le confiere el derecho a la mujer a terminar un embarazo no deseado. Para quienes en Puerto Rico les importe poco lo que sucede en el norte, una revocación de dicha ley significaría que si usted o cualquier mujer en su vida decidiera terminar un embarazo deseado o no deseado (por incesto o violación, por ejemplo), esa mujer estaría violando una ley federal que está por encima de las leyes estatales y las de Puerto Rico.
Claro, esto solo aplica si usted no es una persona pudiente. Las mujeres acaudaladas podrán recurrir a sus médicos en oficinas privadas que realizarán el procedimiento sin que nadie se entere o, a sabiendas de que si se enteran, el aparato judicial no actuará en su contra.
Cuando explico en mis clases cómo históricamente se provocan los abortos con ganchos de ropa, la cara de horror de las estudiantes les convence de la importancia de Roe v Wade.
Pero hay, a mi entender, un asunto aún más grave. Si el presidente del Senado Mitch McConnell, impone un voto a favor del o la nominado/a de Trump (se comenta que quiere nombrar una mujer para ganarse las mujeres de zonas urbanas que lo rechazan), eso significa que dicha juez sería confirmada antes de fin de año.
Es posible que antes de las elecciones sea logísticamente improbable coordinar vistas de confirmación. Pero si se aprobara a la candidata durante la sesión del Senado del otoño, concurrente con la del Tribunal Supremo del 2 de octubre al 30 de noviembre, y Trump disputase el resultado de un triunfo de Biden el 3 de noviembre, el caso se elevaría de inmediato al Supremo como sucedió con la elección de G W Bush y Al Gore en el 12 de diciembre de 2000. En ese caso, el Supremo Federal revocó a la solicitud de un recuento de votos del Supremo de Florida, lo cual concedió los 25 votos electorales que confirmaron a Bush como presidente.
La demanda de Trump con que busque revertir el triunfo de Biden, ascenderá de inmediato al Supremo que, con una mayoría de 9 a 3, aumentaría las posibilidades de que el Supremo conceda a Trump el mecanismo que él proponga para retener la presidencia.
Muchos creen que las instituciones en los EEUU son más fuertes que los instintos y acciones de corte totalitario que Trump ha exhibido en estos tres años. Con un @ 45% de los votantes enardecidos con revertir Roe v Wade, su triunfo electoral parecería asegurarse. Si perdiese, Trump apuesta a un Supremo dispuesto a protegerle de la voluntad de la mayoría.
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