Se mueve la vida de momento en momento. Hay algunos pocos de exaltación y entusiasmo, cuando todo toma velocidad y empuje, se exacerba la imaginación y se enciende la productividad. Algunos lo llaman “inspiración”, otros le dicen “musa”. Es una epifanía o descubrimientos que nos hace vibrar de entusiasmo. Suelen alternarse con esos tiempos de tedio donde todo se hace rutina y nos parece más de lo mismo.
En Puerto Rico tuvimos un momento de extraordinaria exaltación en el verano del 2019. Quizá eso nos hace más difícil retomar el tedio del acontecer cotidiano, tan pletórico de luchas intestinales y controversias estériles, que nos distraen de lo sustantivo.
La energía que requirió la movilización del verano luce como que nos ha dejado exhaustos; la capitalización de lo que fue se ha ido diluyendo y hemos vuelto al espectáculo triste de la política local como entretenimiento. Añadida inevitablemente ésta con la del Norte, que tampoco sirve para alentar grades esperanzas.
Los partidos locales y sus candidatos andan por la senda de la trivialidad y la irrelevancia, acosados por escándalos de corrupción, nepotismo y una desfachatez que no logra sacudir la fidelidad de los incondicionales que se aferran fanáticamente a un ideal o a un líder con vehemencia infranqueable.
Se me hace imposible entender como los propulsores de la estadidad insisten en que es un ideal alcanzable, cuando todas las señales dicen lo contrario. Igual me pasa con el Partido Popular, cuya formula del Estado Libre Asociado fue desterrada y puesta a secar. Tanto así que se estima que aquello de partidos de mayoría se ha hecho un asunto del pasado pues ese apoyo se ha ido diluyendo con el descontento de afiliados y no afiliados y ninguno puede reclamar dominio o prominencia.
En una muestra de desesperación la Legislatura controlada, por el Partido Estadista, ha propuesto y aprobado, sin consulta publica, un nuevo Codigo Electoral. El proyecto elimina la intención del elector como fundamento así como los recuentos en elecciones cerradas; permite que personas que no vivan aquí voten ausente sin tarjeta electoral, sin funcionarios de colegio, sin entintado. Descarta las máquinas de contar votos, le quita garantías de privacidad e integridad al voto de encamados y de la policía. Obliga al voto por Internet del ciudadano ausente, luego a todo el país. Porque aquí lo importante es ganar ¿y las garantías de la democracia? bueno, eso es harina de otro costal.
Los Populares y los Estadistas no tiene más plataforma que la administración de la colonia, ni más discurso que sus respectivas ejecutorias. Y mire usted la tarea que han hecho: mantenernos en recesión por trece años y endeudarnos por las próximas tres generaciones.
La oposición cuenta con un momento de apertura en que cunde el descontento y el descrédito de las formular tradicionales. Así lo comenzó a perfilar el voto por los candidatos independientes que ahora se consolidan en el Movimiento Victoria Ciudadana, que aparenta convertirse en partido en los próximos días
La cosa no es de grandes esperanzas pues las candidaturas de mayoría son de caras conocidas de los politicos de carrera. Todos con equipaje y esqueletos, si no conocidos o escondidos.
Para cualificar hay que tener una cara de lechuga en que todo resbala, pensarse seductor ante las cámaras, un discurso de quimeras y promesas, convencer y convencerse de que responden a la misión de servir en vez de servirse, la insistencia de desdibujar lo pasado reciente y no tan reciente, y un regimiento de aduladores que procuran escoger árbol al que arrimarse.
¿Qué le pasó a los hombres de estado, a los servidores públicos de vocación, a la gente de ideas y propuestas de avanzada que nos brinden la esperanza de que el futuro puede ser mejor?
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Copyright 2019 por José M. Umpierre. Foto de protesta copyright por Sofia Bastidas. Los otros fotos en el dominino público.