Burundanga de Zocotroco
José M. Umpierre
Convaleciendo de mi episodio cardiaco en casas de mi hermana, en solidaridad con mi recuperación, la licenciada en derecho Celina Romany Siaca, tuvo la amabilidad de regalarme su libro: La Verdadera Historia de Roberto Sánchez Vilella/ Puerto Rico’s Unfinished Journey en versión de ingles. Ávido como soy a la historia y con genuino agradecimiento de su generosidad, de inmediato me di a la tarea de, más que leerlo, estudiarlo.
El texto me provocó una profunda impresión, tanto por la claridad de una investigación enjundiosa que le ocupase diez años, como por lo revelador que resulta en tantos detalles que escapan la crónica conocida mejor como asunto de diarios. Le abona el libro a lo mejor que define la abogacía; la defensa de un personaje tan crucial para nuestra historia política como maltratado por ella. Rescata de la ignorancia y la apatía a un protagonista que tan injustamente ha quedado como figura trágica y que para nada merece el calificativo. Otro sería este país si lo preclaro de su visión y lo ejemplar de su ejecutoria hubiese prevalecido. Motivo que abona a su rescate y nueva puesta en perspectiva.
La autora, tras invitar el exgobernador Sánchez Vilella a ser parte demandante de su caso en torno a la validez de uno de los plebiscitos sobre la situación del estatus política de la Isla, recibe la propuesta de colaborar en sus memorias. Las largas conversaciones, junto a un estudio minucioso de documentos y periódicos y el registro de varios protagonistas de la época acumulan un libro de incalculable valor de contenido, así como una apología vibrante de uno de nuestros lideres a quien se le ha denegado el lugar justo que le corresponde.
Más que un registro de fechas y eventos, que sí los tiene, la narración es rica tanto en los asuntos centrales como en los periféricos que dan sentido a los hechos. Central al recuento está el drama de conflictos, desacuerdos y desavenencias que mueven una estrecha colaboración en ruptura, sin que escape el escándalo amoroso, que de seguro es lo mas resonante que permanece en la memoria colectiva.
El texto aborda a fondo la relación entre Luis Muñoz Marín y Sánchez Vilella, una fusión crucial entre el arquitecto de la idea y artífice de la palabra con el ingeniero mas bien tímido y discreto que opera sin fanfarria atendiendo la ejecución de las políticas. Una relación que contribuye al éxito avasallante del Partido Popular desde su fundación hasta el 1968, cuando la sucesión o ausencia de ella, comienza a revelar las contradicciones del patriarca.
Además de la obra de gobierno de esos años, la que logró transformar el Puerto Rico en que vivimos, de un territorio de incalculable pobreza a una isla de admirable pujanza. Una gestión que logró la llamada “revolución pacífica”. No hay duda de que la Operación Manos a la Obra redefinió la realidad isleña y que generó grandes avances en la salud, la educación y la economía.
La esperanza de vida incremento de 46 a 61 años. Se arrestan las condiciones parasitarias e infecciosas; la malaria deja de ser la causa principal de muerte y la tuberculosis sigue en descenso.
El ingreso per cápita aumenta de $122 en 1940, a $480 en 1955 con un 80% de aumento del poder adquisitivo de los puertorriqueños. El ingreso familiar de $660 en 1940, se multiplica a unos $2,360.
Se construyen más de 4,000 salones de clase, el número de maestros aumenta de 6,300 en 1940, a 10,700 para 1956. De una matricula escolar por debajo de 300,000 en 1940, asciende a 600,00 en 1954.
Las asignaciones para fines educativos se multiplican de 7 millones a 51 millones. Surgen los programas de comedores escolares; en 1956, 224,000 niños reciben almuerzo en los comedores escolares, unos 170,000 más que en 1940.
La infraestructura necesaria se edifica para el desarrollo económico, con un sistema de energía eléctrica y de acueducto fiable. Claro que todo eso ha cambiado mucho, pero por décadas fue el orgullo y motive de presunción del país y aliento para el liderato indiscutido de Muñoz, que ejerció el dominio político por más de tres décadas. Mas si algo quedó pendiente fue la resolución del asunto del estatus y la naturaleza de la relación con los Estados Unidos.
La oportunidad de atender la pobreza tomó precedencia, con ahínco suficiente para que Muñoz renunciase al ideal de independencia y acogiese lo que ha resultado ser una frase lapidaria: el estatus no esta en issue. Resulta evidente que se llevaron a cabo suficientes medidas para que por unas décadas se diese un progreso significativo, pero la espina siempre estuvo ahí en corazón de los lideres, así como los intentos de desarrollar el Estado Libre Asociado mas allá de las limitaciones de su autonomía.
Desde los años cincuenta Muñoz comienza a reconocer el estancamiento y el curso desatinado que tomaba la cultura cuando propone la Operación Serenidad. En los años sesenta se comienza a cuestionar su estilo, el dominio categórico de su poder y surge el tema de su sucesión. Renuente a conceder, habrá de aplastar cualquier disidente creando un vacío de liderato que se hace patente hasta nuestros tiempos.
Ante el desgaste de un ideal estancado y el embate inevitable del tiempo, el maestro escoge su sucesor, con el estilo dedocrático que fue parte de los motivos para que se levantase la disidencia. Pero entre las virtudes del patriarca estuvo la capacidad para reconocer talento y su discípulo y sucesor fue otro de sus aciertos. Se equivocó en asumir que delegar en un líder capacitado le aseguraría la continuidad de su poder.
Robert Sánchez, escogido por aclamación en la Asamblea del ‘64 no resultó ser el pupilo dócil e incondicional, más aún cuando difería radicalmente del dominio autoritario del caudillo. Su elección en ese año fue una lección para el Partido Popular pues su candidatura obtuvo más votos que el partido. Su obra de gobierno intentó ser la práctica democrática que evadió a su mentor, cosa que naturalmente produjo una ruptura dramática entre ellos, con consecuencias tristes que se extienden hasta nuestros tiempos.
Su legado en los cuatro años que estuvo en la gobernación (1964 a 1968) es tan voluminosa como elocuente. Con su propio estilo, aquel que sabe dar instrucciones precisas y delegar, soltar riendas para que se manifieste la capacidad de los nuevos integrantes del gobierno.
Nada de control férreo, ni de personalidad avasallante; Sánchez comienza a tener en cuenta la protección del ambiente y crea una Comisión con dicho propósito, además de demostrar su compromiso con la ponderación y cautela con que aborda la potencial explotación minera.
En el área laboral, se destaca por ampliar los derechos de los trabajadores, tanto en el sector público como en el privado. Propone la sindicalización de los empleados públicos, derecho que no verá la luz hasta el 1998.
En materia de recursos humanos, autoriza a triplicar los beneficios del trabajador lesionado y la recepción de dietas durante su tratamiento. También se establece el seguro obrero de incapacidad no ocupacional.
La democracia participativa luce sus mejores colores en dos de sus proyectos, el de la inscripción electoral; la reforma electoral constituye un eslabón fundamental.
La necesidad de volcar la mirada a la desatendida agricultura, así́ como la ineludible reacción a un modelo de industrialización desbocado que comienza a mostrar su desgaste y su deriva, genera la convocatoria de una sesión especial legislativa.
El cooperativismo fue otra área a la que él atendió́ muy diligentemente.
Sánchez impulsa en educación un proceso de descentralización del sistema docente y la participación de los maestros en la formulación de la política educativa.
En el ámbito de la vivienda, da prioridad a la consecución de hogares propios; desarrolla programas adscritos a la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda (CRUV) que incentivan que residentes de residenciales públicos desplazados (entonces llamados caseríos) puedan adquirir su vivienda si ven mejorar sus ingresos.
Propone la creación de la Administración de Vivienda, agrupando así a dos corporaciones públicas subsidiarias, la CRUV y la Corporación de la Vivienda.
Interesado en la remuneración justa del servidor público, extiende los beneficios de pensiones a maestros.
Crea la Autoridad de Carreteras, procurando el equilibrio necesario entre el sector urbano y rural e impulsa una serie de vías rápidas como el Expreso las Américas, y el expreso de Loiza- Carolina.
Es consciente de la necesidad de que el sistema judicial se descontamine de las presiones foráneas a la justicia.
Se encarga personalmente de incorporar estructuras que garanticen transparencia y la imposición de criterios apropiados para el nombramiento de los jueces.
Para conseguir mayor transparencia legislativa se sustituye el llamado barril de tocino de los legisladores, por un Fondo de Igualamiento que distribuyera los fondos sobre las bases de la proporcionalidad de la población representada por los legisladores.
Impulsa los trabajos de investigación y análisis para la creación de un sistema de seguro compulsorio por accidentes de automóviles y avala la propuesta legislativa para la creación de la Administración de Compensaciones por Accidentes de Automóviles (ACAA).
Una impresionante obra de gobierno que el Partido Popular y su indiscutible líder se ocupó de desautorizar y restarle endoso en la Asamblea de1968; uno de los bochornos inmensos en la historia política del país. Todo eso y tanto más lo detalla minuciosamente la obra de la Licenciada Romany, que rinde un servicio de incalculable valor a la historia del país y le abona al hacer justicia a un servidor publico ejemplar que ha sido relegado a la dejadez y escasa memoria de un pueblo que puede ser tan cruel como magnánimo con sus lideres.
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Copyright 2022 por José M. Umpierre. Portada del libro Puerto Rico’s Infinished Journey usado bajo el “fair use” designación de la ley copyright. Los demas imagenes en el dominio público.